Qué le sucede al cerebro cuando se toma en exceso en las Fiestas
Brindar por los logros alcanzados y para pedir buenos deseos siempre es bienvenido, pero beber grandes cantidades en una sola noche puede ser peligroso para la salud.
Las despedidas de año y los brindis suelen empezar -en la mayoría de países de Latinoamérica- desde mucho antes que termine el año. En noviembre podría decirse que comienzan las cenas con amigos, reuniones corporativas y demás eventos, a los que las últimas dos semanas del año se le suman las Fiestas propiamente dichas.
Esta caravana de festejos da como resultado una seguidilla de excesos de comida hipercalórica, poco descanso y un mayor consumo de alcohol, un combo que puede ser perjudicial para la salud.
Puntualmente, beber demasiado alcohol en un breve período de tiempo puede alterar de manera permanente la estructura del cerebro. Pero, ¿qué se considera beber en exceso? Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés) de EEUU definen el consumo excesivo como beber cinco o más bebidas alcohólicas en un solo día para los hombres y cuatro o más para las mujeres. Cada unidad de bebida puede ser de la misma variedad o distinta (una copa de vino o champagne, un vaso de cerveza, etc.)
Es el patrón más común de consumo excesivo de alcohol en los EEUU y uno de cada seis adultos estadounidenses admite hacerlo. En contrapartida, los CDC definen beber con moderación como el consumo de 1 trago o menos al día en las mujeres y 2 tragos o menos al día en los hombres.
Hasta lo que se sabe, el consumo de grandes cantidades de alcohol en una sola sesión puede ser peligroso y está asociado con lesiones no intencionales e intoxicación por alcohol. Sin embargo, ahora se sabe que también puede tener efectos permanentes a largo plazo debido a la forma en que el alcohol interactúa con el cuerpo y el cerebro.
Los efectos a corto plazo del alcohol en el cerebro
Cuando una persona bebe alcohol, las vías de comunicación en el cerebro se interrumpen, afectando su equilibrio, memoria, habla y juicio. Greg Sutherland es neuropatólogo de la Universidad de Sydney, Australia y resumió que “los efectos agudos del alcohol son bastante complejos porque afecta a muchos neurotransmisores”.
En una entrevista a Newsweek, el experto señaló que “los principales efectos del alcohol son como los de un sedante debido a cómo las moléculas en su interior interactúan con las vías de comunicación en el cerebro”.
Esto se debe a que el etanol en el alcohol bloquea los receptores en el cerebro que están involucrados en la excitación de las neuronas, lo que hace que el cerebro funcione más lentamente. Al mismo tiempo, el alcohol también activa los receptores que están involucrados en hacer que las personas se sientan tranquilas y con sueño, lo que ralentiza aún más el cerebro.
Es debido a esta desaceleración del cerebro que el alcohol puede describirse como un depresor, algo que reduce la actividad cerebral. Un área del cerebro que es particularmente sensible a estos efectos es el cerebelo, la parte del cerebro que controla la coordinación y el movimiento. Como resultado del efecto del alcohol sobre el cerebelo es que las personas pierden el sentido del equilibrio y la coordinación cuando se emborrachan.
Pero eso sucede después del primer efecto inmediato, que es la liberación de dopamina, que es la responsable de la “subida” de energía que se siente luego del primer trago de la noche. Combinado con el efecto calmante de ralentizar el sistema nervioso, esto puede hacer que las personas se sientan más confiadas y relajadas.
“A medida que aumenta la concentración de alcohol en el cerebro [...] los efectos aumentan -explicó el profesor de psiquiatría de la Universidad de Pensilvania, Henry Kranzler-. Estos efectos también están relacionados con la intensidad y la duración de la exposición al alcohol”. Y aclaró que los efectos del alcohol en el cerebro se retrasan unos 40 minutos después de la ingestión, por lo que es fácil excederse sin darse cuenta de que ya se bebió demasiado.