Crece la demanda por los refugios “para el fin del mundo”
El dueño de Facebook, Mark Zuckerberg, empezó a construirse uno en las islas de Hawai, en Estados Unidos, y se disparó la demanda de este tipo de estructuras. Los motivos: el miedo a las catástrofes climáticas, el terrorismo, las pandemias y –claro- a una guerra nuclear.
sobrevivir bajo tierra, queremos que te diviertas", dice Al Corbi, constructor de bunkers de lujo con 50 años de experiencia en el negocio. En épocas de la “Guerra Fría” (1947-1991), cuando todos los días parecía que Estados Unidos y Rusia iban a descargarse mutuamente todas sus armas nucleares con solo apretar el temible “botón rojo”, la idea de estas fortalezas estaba muy presente en la cultura popular.
La caída del muro de Berlín terminó con ese temor que estuvo ausente muchos años. Pero ahora resurgió con otros protagonistas como, por ejemplo, Corea del Norte. Pero también surgieron otras amenazas: las pandemias, los desastres climáticos, los ataques terroristas y cualquier evento apocalíptico que la imaginación alimente. Ante ellos, los supermillonarios eligieron curarse en salud de esos fantasmas y muchos dedican buena parte de sus fortunas a construirse refugios atómicos con una particularidad: son muy lujosos, claro.
Pero ya no son más estructuras de paredes de hormigón áspero y lúgubre. Esas fortalezas enterradas han pasado a ser de alta gama y alta tecnología, y en algunos casos han crecido hasta el punto de que casas enteras se están convirtiendo en fortalezas del siglo XXI, dice Corbi, presidente y fundador de Entornos Estratégicamente Blindados y Fortificados (SAFE, por su sigla en inglés), empresa con sede en Virginia, Estados Unidos.
"Hemos visto que se presta mucha más atención al entretenimiento", explica Corbi, que ayudó a construir una casa privada de 27 plantas en Mumbai, India, para el multimillonario industrial Mukesh Ambani –cuyo hijo Anant fue noticia hace poco por una fastuosísima boda–, trabaja actualmente en una casa de grandes dimensiones en una parcela arbolada de 80 hectáreas en un lugar no revelado de Estados Unidos (es comprensible que mantenga en secreto muchos aspectos de su trabajo).
Varios especialistas han informado de un aumento de las consultas desde que el año pasado salieron a la luz informes sobre un enorme complejo que el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, está construyendo en Hawai. Según revelaron documentos públicos de planificación, incluye un refugio subterráneo de 464 metros cuadrados con espacio habitable, una sala de máquinas y una escotilla de escape. Se dice que Bill Gates tiene búnkeres bajo todas sus casas.
Un cinco estrellas bajo tierra
Piscinas y spas, Cines privados, Gimnasios completamente equipados, bodegas con una selección de vinos finos; jardines interiores, cocinas gourmet, habitaciones con muebles de diseño y ropa de cama de alta calidad; salas de juegos y entretenimientos, bibliotecas y sistemas de seguridad ultra avanzados son infaltables en esos refugios a los que se conoce como “Doomsday luxury bunkers” (refugios de lujo para el fin del mundo, sería su traducción literal del inglés).
También los quirófanos equiparables a los de los mejores hospitales, cámaras de descontaminación, armarios con equipos de protección personal y farmacias abastecidas con medicamentos de emergencia, así como compuestos vitamínicos adaptados a los residentes para ayudarles a soportar largos periodos de aislamiento, completan el equipamiento “base” de estos lugares.
Los muy ricos siempre han sido objetivo de intrusos, secuestradores o asesinos. Pero ahora sus temores se han ampliado para incluir a los activistas anticapitalistas que se "comen a los ricos", los fenómenos meteorológicos extremos causados por el cambio climático, los terroristas, los acontecimientos apocalípticos imprevistos... y una amenaza pandémica de larga duración que se hizo demasiado real en 2020.
Por estos motivos Corbi afirma que muchos millonarios –que siempre fueron conscientes del peligro- que tradicionalmente se habrían sentido seguros con medidas de seguridad estándar como habitaciones protegidas por unos pocos miles de dólares, ahora gastan cientos de miles para instalar búnkeres modulares prefabricados de acero abajo sus nuevas casas.