Alquiló su casa y se la llenaron con 10 toneladas de tierra para producir marihuana
El propietario debía viajar al extranjero con su familia por una oportunidad laboral. Recibió una tentadora oferta de unos inquilinos y se fue. Pero nunca le pagaron el alquiler y al recuperar la propiedad tras un juicio se encontró con lo peor: suciedad, tuberías y decenas de plantas de cannabis.
Las plantaciones hogareñas de marihuana hace tiempo ya que son un tema preocupante para las autoridades inglesas. Ya en el año 2000, una simpática película británica –“El jardín de la alegría”, premio Sundance de aquél año- reflejaba este creciente hábito… ilegal, claro. Pero lo que le pasó a Charles Reeves no tuvo nada de simpático: alquiló su casa en el norte de Londres porque le salió una oportunidad laboral en otro país y cuando volvió a ella se encontró con que una parte de ella había sido convertida en un gran “vivero” de cultivo de cannabis y tenía un metro de tierra en todas sus habitaciones.
"No podía creer lo que estaba viendo", dijo Reeves, describiendo el momento en que entró en la casa. "Los delincuentes del cannabis arrojaron 10 toneladas de tierra en el dormitorio principal”, detalló en una entrevista que concedió a la BBC.
"Encendí las luces y ¡oh Dios mío!.. Había un metro de tierra en mi dormitorio'", recordó seguramente con la misma sorpresa con la que revive aquel día en que recuperó su propiedad tras un largo juicio a esos inquilino que habían dejado de pagarle el alquiler de la propiedad.
La sofisticada operación criminal causó grandes daños en la casa y dejó a la familia devastada. Según los expertos, este tipo de delitos van en aumento, y los criminales parecen estar aprovechando los largos procesos de desalojo para llevar a cabo operaciones ilegales de cultivo de cannabis antes de profugarse con plata obtenida por la marihuana (presumiblemente)… Y la que se ahorraron por el alquiler impago.
La familia de Reeves decidió poner su propiedad en alquiler por internet cuando se estaban preparando para irse al extranjero. Un agente inmobiliario se puso en contacto con ellos al enterarse de que estarían fuera durante un largo periodo. Les prometió una familia de inquilinos, supuestamente trabajadores de una empresa del distrito financiero de Londres y con hijos.
Una estafa doble
Pero los "inquilinos" no eran tales, claro. Y el dueño de la malograda casa se enteró más tarde que los investigadores determinaron que el supuesto agente inmobiliario administraba un sitio falso de alquiler de propiedades..
La policía le dijo a Reeves que éste era uno de los peores casos de este tipo de crimen que habían visto. Así y todo este “Jardín de la Alegria” quedó con muchas flores dentro: los agentes incautaron más de 400 plantas de cannabis en la propiedad, con un valor estimado de cientos de miles de dólares.
Es que el fallo de desalojo salió imprevistamente y los narcos no se notificaron. Reeves entonces fue él mismo a pedir la devolución de la casa. Llamó a la puerta y fue atendido por varios hombres, uno de los cuales afirmó que la propiedad estaba en buenas condiciones. Le pidieron al dueño un momento para ordenar algunas cosas, pero al cabo de media hora los hombres habían desaparecido.
Reeves entró. "Todo el lugar se había transformado en una fábrica de drogas. Había agujeros en el techo, cables por todas partes y el olor era insoportable". El impacto emocional en la familia, tanto por la estafa con el alquiler como por los daños causados a su casa, fue inmenso.
Julia, la esposa de Charles, afirmó que "cuando se trata de una propiedad, especialmente una casa en la que llevas viviendo casi 20 años y en la que has criado a tu hijo... Es bastante horrible sentir que te atacan en el centro, en ese santuario interior, ese lugar de confort en el que podíamos confiar en la ciudad, es nuestro hogar, es muy doloroso".
Reeves se expresó en términos muy parecidos: “Emocionalmente, se siente como si mi casa hubiera sido profanada. Eso es lo que siento. El daño, la suciedad, toda esta suciedad por todas partes… Este es el primer hogar real que tuve. Estamos destrozados y devastados".
Un delito que crece
Las cifras de la Policía Metropolitana muestran que se descubrieron más de 1.000 cultivos de cannabis en Londres entre 2018 y 2023. Sin embargo, los expertos creen que esta cifra es solo una pequeña proporción de los cultivos que están actualmente en funcionamiento.
Según Allen Morgan, uno de los principales expertos del Reino Unido en juicios penales por drogas y ex agente de policía, los alquileres-estafa vinculadas a cultivos de cannabis van en aumento.
"Estamos viendo un claro aumento de este tipo de delitos, en los que los criminales se aprovechan del mercado de alquiler para montar operaciones ilegales de cultivo", afirma.
"Los criminales se aprovechan del sistema legal y del proceso de desalojo. Saben que se puede tardar meses desahuciar a un inquilino, aunque deje de pagar la renta. Durante este tiempo, pueden completar múltiples cultivos y obtener un beneficio significativo antes de desaparecer sin dejar rastro", detalló el experto.
La falta de regulación relacionada con el alquiler de inmuebles ha facilitado la actividad de los estafadores. A los agentes inmobiliarios no se les exige cualificación, a pesar de que manejan activos importantes. Esto puede hacer que los propietarios sean vulnerables a estafas y otras actividades delictivas.
Grupos criminales internacionales
El comercio de cannabis en el Reino Unido han evolucionado desde cultivos a pequeña escala hasta sofisticadas operaciones multimillonarias, presuntamente dirigidas por grupos criminales internacionales. Londres, con su vasto mercado local y su extensa red de transporte, se ha convertido en un centro de distribución de drogas.
"El problema de Londres es, obviamente, que es uno de los principales centros de distribución de drogas en todo el Reino Unido", explica Morgan. Y agregó: "Cuando conviertes una casa rentada en un centro de cultivo, tienes cinco, seis o tal vez siete zonas de cultivo separadas en las que puedes producir plantas de cannabis, obviamente de forma discreta y sin ningún tipo de vínculo probatorio".
Una de las maniobras que utiliza la Policía británica para detectar estos cultivos es el monitoreo desde el aire de la emanación de calor de las propiedades. Las plantas de cannabis necesitan clima cálido que se provee con lámparas y esto genera calor que puede observarse con detectores infrarrojos. Pero esto no necesariamente es un método infalible: en mayo de 2021, en Bigmingham, en el centro de Inglaterra, la Policía allanó una propiedad por su brutal emanación de calor.
Creían que tenían en las manos la mayor producción indoor (puertas adentro) de marihuana jamás vista. Allanaron el lugar pero… Era un centro de minado de bitcoin. De todos modos los agentes de la ley no se fueron con las manos vacías: las cientos de computadoras conectadas trabajaban con energía robada de la red de distribución.