Estrellas de moda, actores y pesos pesados del sector tecnológico se mezclaron ayer con los turistas en Venecia, donde el multimillonario Jeff Bezos, presidente ejecutivo de Amazon, empezó la celebración de su suntuosa boda, un evento que suscita curiosidad, aunque ha dividido a la población local.
El fundador de Amazon, de 61 años, y la conductora de TV de origen mexicano Lauren Sánchez, de 55, ofrecieron anoche sus invitados -más de 200- una glamorosa fiesta de bienvenida en un claustro cerrado junto a la iglesia de Madonna dell’Orto.
Los invitados llegaron en una caravana de unas 30 embarcaciones. Ante la preocupación por la seguridad, la policía estuvo patrullando la zona, incluyendo el agua en motos acuáticas. Todo un canal quedó bloqueado por las embarcaciones que dejaban a los invitados en el lugar. Los futuros novios fueron de los últimos en llegar, y el personal de seguridad creó un cordón alrededor de la pareja para protegerlos de los curiosos.
En un dulce momento, Bezos y Sánchez se detuvieron para besarse antes de bajar del taxi.
La pareja se ha esforzado por mantener en secreto los detalles de su extravagante boda. Contrataron a la empresa organizadora de eventos Lanza & Baucina Limited para organizar los festejos que terminarán mañana sábado. Por ejemplo, Lanza & Baucina fue la organizadora de los casamientos en Venecia de George y Amal Clooney en 2014, y de Salma Hayek y François-Henri Pinault en 2009.
Entre los numerosos invitados figuran Leonardo DiCaprio, Bill Gates, Elton John, Mick Jagger, Lady Gaga y Orlando Bloom. El martes llegó Ivanka Trump, la hija del presidente de EE.UU., acompañada de su esposo Jared Kushner y sus hijos.
También han dicho presente la superestrella estadounidense Kim Kardashian y otros miembros de su familia, como su hermana Khloé; el estilista estadounidense Spencer Antle; el actor británico Orlando Bloom; el inversor Michael Kives: la presentadora estrella Oprah Winfrey, la reina Rania de Jordania y la estrella del fútbol americano Tom Brady, entre otras figuras destacadas.
Fiesta con polémica
Algunos celebran que el multimillonario haya elegido la zona para casarse. Pero otros denuncian la privatización de un frágil ecosistema lacustre, amenazado por un turismo excesivo y la subida del nivel del mar.
Christine Baker, una turista estadounidense de 51 años, lo considera “una exhibición excesiva de riqueza y codicia”. “Entiendo por qué la gente está disgustada”, declaró esta profesora. Por su parte Adriana, una veneciana de 83 años, ve las fiestas como un regalo caído del cielo. “Todos ganan, los taxis acuáticos (barcos), los hoteles de lujo. Si no se benefician ellos, ¿quién lo hará?”, afirma.
El derroche de lujo, sin embargo, suscita polémica en Venecia, donde parte de la población teme que los invitados hagan todavía más inhabitable una ciudad ya invadida por los turistas. Unas 100.000 personas duermen en la ciudad durante la temporada alta, a las que se suman decenas de miles de visitantes al día, muchos de los cuales desembarcan de gigantescos cruceros mientras la población de la ciudad está en caída libre.
La organizadora de los eventos ha insistido en que la boda BezosSánchez no perturbará la ciudad, a pesar de las continuas protestas contra el turismo excesivo.
Hace once años, la boda del actor George Clooney no causó ningún revuelo en la laguna, pero Bezos, uno de los hombres más ricos del mundo, provoca más división, entre otros puntos por la polémica en torno al trato que Amazon dispensa a sus empleados.
La huella de carbono de los invitados también plantea dudas, y la ONG Greenpeace no deja de denunciar las asombrosas sumas gastadas en un momento en que el frágil equilibrio de Venecia “se hunde bajo el peso de la crisis climática”.
Un grupo de activistas de Greenpeace desplegó el lunes una pancarta gigante en la plaza San Marco con una foto de Bezos riendo acompañado por el mensaje: “Si puedes alquilar Venecia para tu boda, puedes pagar más impuestos”. En los últimos días fueron pegados afiches con la inscripción “No space for Bezos” (“No hay espacio para Bezos”). Y el martes, un grupo de activistas coreó “Venecia no está en venta” frente a una casa ocupada. “Venecia es también un lugar donde la gente vive en empleos mal pagos y precarios, a menudo en el turismo”, declaró Tommaso Cacciari, portavoz del grupo. Deploró la presencia “ostentosa” de yates “frente a los barrios populares” de la ciudad.
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