El artista argentino se convierte en el ícono de una generación en busca de respuestas entre la rabia y la evasión, llenando el estadio Santiago Bernabéu con su mensaje de resistencia ante la precariedad.
En un raro momento de pausa en su actuación en el Bernabéu, Duki se sentó a rapear. Solo, sin su banda habitual, sin pregrabados ni autotune. Fue breve pero significativo, recordando sus comienzos en las batallas callejeras de rap como El Quinto Escalón en Buenos Aires. Ante 65.000 personas, era aclamado como la estrella global de la música urbana que es.
Duki, de origen humilde, conecta con su público a través de su música visceral y su narrativa de superación. Acompañado de una banda de rock, su espectáculo es contundente, con visuales que evocan un mundo propio. El concierto es también una celebración de la comunidad, con la presencia de amigos y colaboradores en el escenario.
Al final, agradeció a su equipo, familia y fans, reconociendo su apoyo en su ascenso a la cima. Su actuación culminó con la presencia de Bizarrap y temas icónicos que han definido su carrera. Duki se ha convertido en un ícono de superación, saliendo de la precariedad para alcanzar el éxito.
Compartir