Nosotros ya estamos acostumbrados. Cada semana El Trece anuncia los invitados de Mirtha, llega el día del programa, tiene un poco más o un poco menos de rating, se comenta, se hacen notas de lo más destacado y se continúa con otras cosas. Pero si viene un extranjero y le contás que esa conductora tiene casi 97 años, que hace más de 50 que hace el ciclo con mucha repercusión y que, a pesar del paso del tiempo, mantiene la lucidez que se ve al aire, seguramente nos dirá que estamos mintiendo. Y es que su vigencia es un testimonio de su indomable energía y pasión por la televisión, elementos que la han convertido en una figura icónica que trasciende generaciones.
Muchas veces Mirtha habló de su retiro, cada año que pasaba decía que era su última temporada y sin embargo, meses después volvía a la pantalla, y con más fuerza que antes. Y ahí está hoy, con una entrevista con el flamante presidente de la Nación, Javier Milei, que no había ido en toda la semana a ningún otro programa de tevé. Háblame de vigencia, de marcar agenda. Grandes protagonistas de todos los rubros eligen ir a su ciclo, a ser entrevistados por la diva.
Su capacidad para conducir un programa de dos horas, mantener conversaciones perspicaces y conectar con la audiencia revela una fuerza y resistencia física y mental excepcionales. Podrá no gustarte su ideología, su manera de preguntar o su manía por interrumpir a los invitados desde siempre, pero no hay dudas de que marcó y aún marca un estilo inigualable. También hay que destacar que, a lo largo de los años, fue testigo de cambios significativos en la industria del entretenimiento, pero su capacidad para adaptarse y evolucionar la ha mantenido en la cima. Mirtha encarna la esencia misma de la buena conversación televisiva. Su capacidad para explorar temas actuales, su conocimiento enciclopédico y su ingenio inigualable han establecido un estándar que pocos pueden igualar. En un mundo saturado de contenido efímero, la "Chiqui" sigue recordándonos la importancia de la calidad y la profundidad en la programación.
Rosa María Juana Martínez Suárez, tal como se llama en realidad la conductora, logró derribar barreras en una industria donde la edad a menudo se percibe como un factor limitante. Su capacidad para mantenerse relevante y vibrante a lo largo de las décadas es un recordatorio de que el talento genuino y la pasión trascienden cualquier barrera temporal.
Mirtha no es simplemente una conductora de televisión; es una leyenda que desafía el tiempo. A sus 96 años años, su vigencia es un tributo a su dedicación, talento y capacidad para reinventarse constantemente. En un mundo obsesionado con la juventud, ella nos recuerda que la verdadera grandeza no conoce límites de edad.
Compartir