Con repertorios tan efectivos, románticos y festivos como alejados de cualquier nueva subjetividad en las relaciones humanas, el riojano y el salteño estuvieron a la altura de una impronta nacionalista que alcanzó otra cima llegando desde Santa Cruz.
Ese clima de fuerte acento acerca de lo que se supone conforma el sentimiento vernáculo, tuvo un aluvión sensible con el homenaje a los excombatientes de la Guerra de Malvinas, que dominó la singular puesta de teatro musical “Malvinas nos une” de la Delegación satacruceña con músicas de Alejandro Lerner, Andrés Ciro Martínez y Sebastián Monk, entre otros autores.
Con la audiencia de pie y lágrimas en los ojos de muchos espectadores y artistas, aquella acción bélica lanzada por la dictadura cívico-militar que le costó la vida a 649 personas en el Atlántico Sur, eligió poner el acento en esos mártires y logró el impacto buscado.
Aunque el tono de lo que se desprende como síntesis de una criollez evidentemente incompleta al excluir otras búsquedas estéticas no reñidas de identidad, había empezado mucho antes con el santiagueño Mario Álvarez Quiroga y continuó esa senda de la mano de las salteñas Silvana Álvarez y Rocío Formeliano de Alma Carpera que, además, luego subieron a compartir con Palavecino.
Otra propuesta histórica y tradicional como la de Los 4 de Córdoba, sin embargo, innovó con un sentido homenaje al coterráneo Ica Novo (fallecido en abril de 2022) de quien entonaron “Malambo”, el cuarteto “Córdoba (la luz del centro)” y el clásico “Del norte cordobés”.
Pero fue entre las 23 y la medianoche que el Festival se dio un respiro para disfrutar de otras posibilidades iniciadas por el trovador de Río Turbio Eduardo Guajardo quien guitarra en mano tuvo su estreno solista en Cosquín.
“Mirad la patria de norte a sur se los pido”, recitó como prólogo a “Una mirada al sur”; luego acercó a Armando Tejada Gómez con la frase "hay que soñar la vida para que sea cierta" que funcionó a modo de introducción a “Hacer de la vida un sueño” y entonó la milonga con música de Néstor Basurto "La Patagonia es el asombro"
“Me despido con esta canción himno de mi pueblo carbonero” dijo antes de “Que va a pasar un obrero” mientras un trío danzante (Giuliana Mangione, su hijo Catriel y Donovan Díaz) asumieron una coreografía acerca del carbón y dos mineros que dedicó “a los trabajadores de mi país”.
E inmediatamente después la local Marina González –que está haciendo temporada en Villa Carlos Paz en la Peña del complejo Bahía del Gitano- montó un poderoso show que inició con canciones propias cantadas y en las que también ejecutó guitarra, bombo y charango junto a su grupo.
Tras autodefinirse como “hija de esta tierra y cantora”, se despidió con dos clásicos: “Piedra y camino” que inició interpretándolo a capella y “Al jardín de la República”, que coronaron su certera performance.
Con la prensa acreditada insólitamente desalojada de las seis filas del sector Cóndor Norte, a la derecha del escenario, porque la Comisión de Folclore comunicó que “estará cubierto para el público”, algo que seguramente se repetirá en las dos lunas que restan para configurar una medida capaz de coronar una organización por lo menos errática.
Con casi la totalidad del repertorio volcado a historias amorosas (“Ven a mí”, “Sueño contigo”, “Pensando en ti”, “Esta noche contigo”, “La dueña de mi sentimiento” y “Niñachay”) que bien podrían configurar una sola gran canción, Galleguillo cumplió sólidamente con un ritual que conoce de memoria y conecta con un público ardoroso que le arrojó pañuelos y banderas.
La otra parte del menú, vinculado al festejo pagano, se tradujo en versiones de “Que linda que es La Rioja”, “El camión de Germán” y “Carnaval en La Rioja”, a la vez que sumó como invitados al bandoneonista Quique Ponce, autor de la zamba “No te vayas aún” y el chaqueño Franco Barrionuevo, quien firmó “Fábula de amor”.
Desde las 2.15 y con una tónica romántica similar, Oscar Esperanza Palavecino se plantó en medio de su mundo de guitarras, bombos y cuerdas de violines, además del Ballet Palo Santo.
“Mi pago querido”, “Yo soy de allá”, “De pura cepa”, “Por tu amor”, “Noche calurosa”, “Ese soy yo”, “Dejando huellas” y “Una noche de bailanta”, fueron parte del previsible y celebrado primer tramo del recital.
En un alto del frenético y maratónico espectáculo, el Chaqueño recordó que “llevo 30 años de estar casi consecutivamente en este escenario que es la 'mama' de los festivales para seguir manteniendo nuestra música y nuestra identidad”.
Y también comentó risueño en relación a la tormenta anunciada que no se expresó en la noche que “había puesto los pilotines en venta pero perdí esta vez”.
En medio de otros hitos de su repertorio como “Soy”, “Cantorcito del pago” y “Juan de la Calle”, invitó a Pitín Salazar para “La 7 de abril” y su chacarera “La troja del amor”, saludó a la Moro, la mujer de Mario Teruel, “que está luchando por su vida” con “La yapa” y sumó a “Alma Carpera” en una suerte del show del grito desaforado para la cueca chilena “La consentida”, la marinera peruana “La trujillana” y la zamba “La serenateña”.
La fiesta se estiró hasta pasadas las 4 de la madrugada y no se privó de dos de las piezas emblema del estilo Palavecino: "Amor salvaje" en versión extendida y "La ley y la trampa", antes de los bises donde incluyó una visita zambeada y modificada de "Muchachos" de La Mosca con imágenes de la Selección campeona del mundo en pantalla.
El tramo final del 63° Festival tendrá esta noche a Leandro Lovato; Nacha Roldán; Laura Molinas–Magalí Juares haciendo “Ciudadanas”; Nahuel Pennisi; Emiliano Zerbini; y Soledad Pastorutti.
La despedida dominguera, en tanto, correrá por cuenta de Néstor Garnica; Lucía Ceresani; Flor Paz; Franco Luciani; Tribhu; Daniel Cuevas; Milo; y Abel Pintos.
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