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Grooming en la región: alerta por la seguridad de los menores en Internet
CASOS RECIENTES EN PERGAMINO Y JUNÍN

Grooming en la región: alerta por la seguridad de los menores en Internet

El funcionario judicial, Fernando Graffigna, habló sobre los riesgos cotidianos a los que están expuestos los niños y adolescentes, y brindó recomendaciones acerca de cómo deben actuar los padres ante casos sospechosos.

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El 20 de agosto, un joven de 24 años fue detenido en Pergamino por grooming y distribución de material de abuso sexual infantil.

La investigación del caso se inició a partir de un reporte internacional enviado directamente desde Estados Unidos por un caso de grooming y distribución de material de abuso sexual infantil. La línea de investigación fue continuada por la División Unidad Operativa Federal (DUOF) Pergamino de la Policía Federal Argentina, bajo la conducción del comisario Ezequiel Mazzollini, y, luego de recolectar la evidencia suficiente, el Juzgado de Garantías a cargo del Dr. Solazzi ordenó el allanamiento.

Como resultado del operativo bautizado "Mamushka", los efectivos policiales aprehendieron al sujeto, y lograron secuestrar una importante cantidad de dispositivos electrónicos que contenían archivos de abuso sexual infantil.

A su vez, los agentes descubrieron que había intentado esconder un teléfono celular en sus partes íntimas, el cual contenía una gran cantidad de material de abuso sexual infantil, lo que compromete aún más su situación procesal.

El 13 de agosto en la localidad de Junín, una niña de 12 años fue raptada por un hombre que la había contactado previamente a través de redes sociales. El acusado, de 32 años y oriundo de Merlo, llegó a Junín el mismo día del hecho a las 10:30 de la mañana, y fue detenido en flagrancia esa misma noche en un tren del ramal San Martín, a la altura de Chacabuco.

Estos hechos recientes han encendido las alarmas en la región y refuerzan la necesidad de que los adultos tengan mayor control sobre la vida que los niños y adolescentes tienen en Internet.

Una amenaza silenciosa

En diálogo con DiarioNucleo.com, Fernando Graffigna, titular de la Ayudantía Fiscal especializada en delitos conexos a la trata de personas, ciberpedofilia y grooming, explicó que el grooming “es un delito, una forma de abuso sexual en línea en la que un adulto, normalmente bajo el velo del anonimato o la suplantación de identidad, contacta a menores de edad, los manipula y engaña a través de plataformas digitales con una finalidad sexual. No es un fenómeno nuevo, pero se ha potenciado con la masificación de la tecnología, los dispositivos conectados y la interacción con redes sociales”. 

El funcionario judicial advirtió que se trata de “una amenaza silenciosa que avanza en los hogares sin necesidad de forzar puertas ni ventanas, y que exige a las familias estar más atentas que nunca y a aprender a detectar y prevenir esta amenaza que atenta contra niños, niñas y adolescentes”.

Riesgos cotidianos y cifras preocupantes

Graffigna subrayó que el peligro no se percibe en la calle, sino en el dispositivo que los jóvenes llevan consigo a todas partes. “En Argentina, los chicos permanecen conectados a Internet alrededor de siete horas diarias, un promedio superior al resto de América Latina”, indicó.

Las estadísticas, además, muestran la magnitud del problema: cuatro de cada diez niños ha conversado con desconocidos en redes sociales o videojuegos, y al menos el 25% de los adolescentes recibió solicitudes de fotos íntimas. A nivel global, la tendencia es similar y en crecimiento.

Señales de alerta en los menores

Según el fiscal, hay comportamientos que pueden advertir a los padres sobre una posible situación de grooming: cambios abruptos en el comportamiento, aislamiento y rechazo al uso de determinados dispositivos, ansiedad o temor al hablar de Internet, pérdida de interés en actividades habituales, secretismo en torno a las conversaciones en línea o insistencia en ocultar lo que hacen en redes.

  • Fiscal Fernando Graffigna

Frente a estas señales, recomendó que las familias establezcan límites claros en el uso de celulares y computadoras, fomenten la utilización de dispositivos en espacios comunes, instalen controles parentales adecuados y, sobre todo, mantengan canales de diálogo abiertos.

“Debemos cambiar la palabra control por cuidado: los niños deben saber que los estamos cuidando, no vigilando. La clave está en acompañar y educar, no en desconfiar”, sostuvo Graffigna, destacando que un diálogo abierto y respetuoso genera un entorno seguro y de confianza.

Cómo actuar ante un caso sospechoso

El funcionario judicial señaló que, ante la sospecha o confirmación de un caso de grooming, la primera acción es mantener la calma y hablar con el menor sin juzgarlo. “Ellos no son responsables de la situación; son víctimas de un acosador”, enfatizó.

En paralelo, recomendó denunciar de inmediato a las autoridades, resguardar las evidencias digitales mediante capturas de pantalla o exportación de chats, y bloquear los contactos sospechosos. Asimismo, advirtió sobre los riesgos de interactuar con el acosador. “No se recomienda responder ni hacerse pasar por el menor, ya que eso podría obstaculizar la investigación”, señaló. 

Graffigna remarcó que el grooming no se combate solo con leyes ni con protocolos, sino con una responsabilidad compartida. “La prevención nace del vínculo de educar, acompañar y escuchar. Familias, escuelas, medios de comunicación, empresas tecnológicas y el Estado deben asumir su parte. Internet no es un territorio neutral ni inocuo. Proteger a los niños, niñas y adolescentes en el ecosistema digital es tan urgente como hacerlo en el mundo físico”, indicó.

Para finalizar, Graffigna sostuvo que la prevención debe ser una prioridad transversal. “Internet no es un espacio ajeno a los riesgos. Si no acompañamos, si no enseñamos y no establecemos límites, estamos dejando a los niños y adolescentes en una situación de vulnerabilidad extrema”, remarcó. 

En un contexto donde las interacciones digitales son parte del día a día de millones de jóvenes, la advertencia es clara: el cuidado ya no pasa solo por las calles, sino también por las pantallas.

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