El ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, Javier Rodríguez, advirtió sobre los peligros y las consecuencias concretas que ya se sienten en el sector productivo a raíz del freno total a la obra pública por parte del Gobierno nacional.
En ese sentido y como viene informando Democracia en sucesivas ediciones, una de las consecuencias de la falta de inversión por el freno de la obra pública dispuesto por el presidente Javier Milei, se advierte en el pésimo estado de conservación de todas las rutas nacionales de todo el país.
Precisamente, las Rutas Nacionales 7 y 188 que atraviesan el sector suburbano de la ciudad de Junín, se están transformando en trampas mortales, con choques y víctimas fatales, por la ausencia de un adecuado mantenimiento, sin demarcación, con banquinas destrozadas y llenas de pozos. “La falta de mantenimiento en rutas no se nota el primer día, pero con el correr de los meses aparecen los baches, el pasto crecido, la intransitabilidad, y eso ya se está viendo”, señaló Rodríguez.
El funcionario bonaerense fue más allá y agregó que uno de los ejemplos más críticos es la paralización del dragado de la Cuenca del Salado, una obra que calificó de “estratégica” por su impacto directo sobre el riesgo de inundaciones en más de 17 millones de hectáreas, más de la mitad de la superficie bonaerense.
“Es una obra que se viene haciendo hace más de 20 años, que atravesó gobiernos de distintos signos políticos, y que en nuestra gestión avanzó como nunca. Pero desde el 10 de diciembre, el Gobierno nacional dejó de pagarle a las contratistas y hoy está completamente frenada”, denunció.
La advertencia no se limita a las rutas y canales. Rodríguez también apuntó a la crítica situación que atraviesa el sector pesquero, especialmente en Mar del Plata y el resto de la costa bonaerense. “Todavía hay una parálisis muy fuerte en la flota, apenas empezó a salir algo de langostino, pero muchos barcos siguen amarrados porque no les cierra la ecuación económica”, indicó, al tiempo que apuntó directamente al atraso cambiario y al precio del combustible como factores centrales. “Esto implica miles de puestos de trabajo en riesgo”, afirmó.
Consultado sobre la posibilidad de articular con Nación alguna respuesta, Rodríguez fue tajante: “El problema es que el área de Agricultura no tiene capacidad de decisión. Todo pasa por el ministro Caputo, que es inaccesible para el diálogo, incluso con gobiernos provinciales. Se prioriza mirar el mercado financiero antes que atender las necesidades de los sectores productivos”, remarcó. En ese sentido, planteó que “sin producción y sin trabajo no hay macroeconomía posible”, y cuestionó la ausencia de una política activa en materia agroindustrial.
Rodríguez también hizo referencia al impacto que las políticas actuales tienen sobre los pequeños y medianos productores. “Hay una caída de consumo, un dólar que no acompaña, y en especial los más chicos están muy complicados. Se han perdido más de 1.000 tambos en el último año en el país, y eso es gravísimo”, subrayó. Para el ministro, los productores de mayor escala intentan resistir, pero las pymes agropecuarias ya enfrentan salidas forzadas del sistema productivo. “Es una situación muy delicada”, concluyó.
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