Axel Kicillof se abraza a la esperanza de que la Legislatura le conceda el primer eslabón de una cadena de victorias que imagina sobre el kirchnerismo. La suspensión de las Primarias es, justamente, parte del plan que el Gobernador tiene en mente en el proceso de diferenciación con Cristina Kirchner y La Cámpora. Pero ese diseño sufrió un primer traspié la semana pasada.
Los alfiles que responden a Kicillof ahora van por la revancha. Presionan para que el jueves se libere uno de los principales obstáculos para que avance el desdoblamiento electoral en la Provincia. La enorme duda que sobrevuela en derredor de los deseos oficiales es si el compromiso que habría asumido parte de Unión por la Patria será suficiente.
En el Ejecutivo provincial se entusiasman con el supuesto acuerdo que habría garantizado Sergio Massa para que sus legisladores voten la suspensión de las PASO. También, con las charlas alentadoras, dicen, que el propio mandatario habría sostenido con dirigentes del radicalismo para que parte de esa tropa, alineada con el senador nacional Maximiliano Abad, baje a las sesiones del jueves en ambas cámaras y levante la mano.
Los funcionarios sacan cuentas y creen contar con el número para que salga la ley. Pero el problema sin solución, hasta el momento, es que al debate por el calendario electoral le está faltando, por lo menos, una pata: la que representa la figura de Cristina Kirchner.
La ex presidenta se viene mostrando refractarias a avalar la suspensión de las PASO hasta tanto exista un compromiso de Kicillof de que no despegará las elecciones bonaerenses de las nacionales. El reflejo más palpable de esa posición fue el faltazo a la sesión de Diputados de la tropa camporistas y legisladores aliados.
Trabar ese proyecto es una herramienta de negociación central para el resto de la ingeniería kirchnerista. La pregunta que se hacen en el oficialismo y fundamentalmente en sectores de la oposición es cuál sería el motivo por el que Cristina cedería a los deseos de Kicillof sin tener un reaseguro contra el desdoblamiento. Habría, en danza, una alternativa que menea La Cámpora: aprobar la suspensión de las PASO con la inclusión de una cláusula para que no se puedan separar las elecciones generales bonaerenses de las nacionales. A la medida de los deseos de Cristina, en contra de lo que pretende el Gobernador.
Kicillof, no obstante, cree que puede forzar la votación en ambas cámaras legislativas. Si eso ocurre, pretende luego ir a negociar el resto del paquete: el desdoblamiento y los lugares que tendrá su espacio en las listas. El jueves se verá si la fatigosa tarea surte algún efecto práctico.
Esa pelea en el peronismo está empujada por la necesidad de dar certezas al calendario electoral. Una premura que también rodea al PRO y a Mauricio Macri. El ex presidente finalmente concedió que el camino hacia un acuerdo electoral en la Provincia con el Gobierno nacional parece inevitable luego de las tensiones con sectores de la Casa Rosada y que diversos dirigentes con peso en su propio partido iniciaran gestiones más o menos firmes en ese sentido.
El PRO tensó la cuerda con Javier Milei. Competirá contra el Presidente en territorio porteño, pero en la Provincia es otro cantar. Buena parte de su electorado decidió migrar hacia la oferta libertaria y la mayoría de las encuestas reflejan que el partido amarillo no estaría pasando la barrera de los 10 puntos.
Esa debilidad aparece en el radar de La Libertad Avanza. Varios de sus dirigentes sacan músculo y desafían con que no están pensando en un acuerdo entre partidos, sino más bien en la incorporación de figuras del PRO a las listas libertarias.
Algunos memoriosos se remontan a 2013 cuando Massa encabezó desde la Provincia una rebelión contra el kirchnerismo. Macri se sumó a esa cruzada con la incorporación de un par de nombres para el Congreso. Ese fue todo el acuerdo. Milei o sus armadores acaso estén pensando en repetir esa historia.
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