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Tregua en el marco de la reforma electoral

La pelea Cristina-Kicillof se puso bajo un paraguas mientras se llevan a cabo negociaciones contrarreloj para alcanzar un consenso difícil, que incluye desdoblamiento de las elecciones y supresión de las Primarias

La política bonaerense debate por estas horas si se avanza con una reforma electoral que podría modificar distintos aspectos clave de los comicios en la Provincia. Las preguntas, abundan. También, la incertidumbre ¿Habrá desdoblamiento? ¿Se mantendrán las Primarias o se eliminarán? ¿Se cambiará la forma en que se eligen los legisladores? ¿Se habilitará la reelección indefinida de intendentes? ¿Se usará Boleta Única o por el contrario se mantendrá la boleta sábana?

Todos los escenarios, hoy por hoy, parecen abiertos, sujetos a negociaciones incipientes que no asoman sencillas producto de la disputa interna desatada entre Cristina Kirchner y el gobernador Axel Kicillof, pelea que parece haber entrado en una tregua.

En un caso extremo, un acuerdo entre La Cámpora y Sergio Massa podría avanzar con una eventual reforma en la Legislatura, aunque se expondría al poder de veto del Gobernador, y en definitiva, no sería completa. Si el esquema incluye adelantar las elecciones bonaerenses para despegarlas de las nacionales, es imposible soslayar la voluntad de Kicillof, que tiene la exclusiva potestad de disponer esa medida. Es el Gobernador quien fija las fechas, porque la Legislatura no tiene atribuciones para hacerlo.

En ese contexto, dirigentes que están al corriente de las primeras conversaciones sostienen que debería arrancarse por, al menos, poner la disputa interna en el kirchnerismo bajo un paraguas. Y así permitir algún tipo de acuerdo sobre un tema clave.

Uno de los problemas es que el tiempo corre y que una eventual reforma debería resolverse en lo que queda del año. “Tendría que estar todo resuelto en 45 días”, dicen dirigentes cercanos a Massa. Todo, bajo la premisa de que históricamente no se realizan en años en los que hay elecciones cambios que tienen que ver justamente con el aspecto electoral.

Una de las posibilidades que se analiza es el desdoblamiento electoral. Es decir, separar los comicios bonaerenses en los que se elegirán legisladores e intendentes, de las elecciones nacionales.

La ley del Congreso que instauró la Boleta Única impuso un desdoblamiento de hecho porque el tramo correspondiente a los diputados nacionales irá con ese sistema y el resto de las categorías con la tradicional sábana. Ahora de lo que se habla es de determinar otra fecha para votar, tal como ocurre en varias provincias que definen su propio calendario.

Enlazada con esa alternativa surge la versión de una posible eliminación de las Primarias, que tradicionalmente se realizan en agosto. Algunos dirigentes peronistas sugieren no realizarlas en la Provincia, para lo que habría que derogar la ley que las creó y que, además, las enganchó con las nacionales.

En lo que parece haber consenso en el peronismo es en mantener la tradicional boleta sábana en la Provincia, es decir, no ir hacia la Boleta Única como regirá para los cargos nacionales.

También podría colarse en la discusión una iniciativa para cambiar la forma de elegir a los legisladores. Se buscaría suprimir las secciones electorales y que los candidatos se elijan como si la Provincia fuera distrito único. De esta forma, se buscaría que el Conurbano ganara representantes en relación al Interior que hoy elige más diputados y senadores a pesar de contar con una población menor que el Gran Buenos Aires. Hay un inconveniente: la sección Capital (La Plata), está consagrada en la Constitución. Con el resto, sólo bastaría con cambiar la ley que las creó.

Finalmente, ya se da como hecho que si hay reforma electoral se terminará colando un tema de enorme interés para intendentes y legisladores: la eliminación del límite a las reelecciones.

Por ahora, todo parece dibujado en el aire. Depende de consensos internos en el oficialismo que hoy no están. Luego debería venir un cierre con algunos sectores de la oposición para encontrar mayorías. Todo, contra reloj. En poco más de 45 días.