El Ministerio de Salud bonaerense emitió un nuevo boletín epidemiológico en donde confirma otros cuatro casos de triquinosis, por lo que el total de contagios en la provincia de Buenos Aires asciende a 52 en lo que va de 2024.
En el nuevo documento, la cartera sanitaria informó que desde el inicio del año “se notificaron un total de 150 sospechas de triquinosis: 52 confirmados, 3 probables y 93 continúan en estudio”.
La Provincia informó hasta ahora cuatro brotes de triquinosis en los distritos de Leandro N. Alem, General Pueyrredón, Necochea y Guaminí. Todos estos están “vinculados al consumo de productos de faena casera”.
En el caso de Alem el brote se dio en la localidad de Juan Bautista Alberdi, donde “se identificaron 18 personas con síntomas compatibles”.
En General Pueyrredón se registraron otras 12 sintomáticas en el marco de un evento familiar. En el partido de Necochea el brote se dio en Quequén, donde hubo 45 personas expuestas en un evento familiar y 41 presentaron síntomas.
Además, se notificaron 27 personas con síntomas compatibles en el distrito de Guaminí.
La Provincia informó que “todas las personas recibieron tratamiento con albendazol y mebendazol”.
Asimismo, detalló que en mayo “se identificó un incidente alimentario sin casos, en los cuales hubo 7 personas expuestas que no presentaron síntomas en el partido de Coronel Dorrego” y que “recibieron tratamiento preventivo con mebendazo.
La enfermedad
La triquinosis es una zoonosis producida por la larva del parásito llamado Trichinella spp, que afecta principalmente a cerdos domésticos. Es por eso que se recomienda que a la hora de comer productos de cerdo, sobre todo chacinados, se tomen precauciones, tales como ver que cuenten con la correspondiente certificación del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Lo que suele suceder es que las larvas del parásito quedan latentes en el músculo de los animales, y cuando una persona consume la carne de un animal con parásitos, por el proceso de digestión, la larva sale del músculo y pasa a la sangre atravesando las paredes del intestino para enquistarse en los músculos de la persona que consumió.
Los síntomas dependen de la cantidad de larvas ingeridas. Puede provocar fiebre, hinchazón de párpados, erupciones cutáneas, dolores musculares y dificultades motrices. Y en los casos más graves las larvas pueden llegar a enquistarse en el músculo cardíaco, produciendo afecciones como miocarditis, o en los músculos respiratorios, produciendo complicaciones cardíacas. En mujeres embarazadas pueden producir abortos o nacimientos prematuros.
Una de las características de esta enfermedad es que los animales parasitados no manifiestan signos de ningún tipo y las larvas sólo se detectan bajo el microscopio. Es por esto que tanto criadores como productores y consumidores deben prevenir los riesgos de contagio, según dicen los expertos.
En ese sentido, el Senasa exige medidas sanitarias claras en la producción de porcinos: que los cerdos no sean alimentados con basura ni restos de comida cruda y garantizar que los criadores tomen medidas para controlar las poblaciones de ratas, que pueden también ser portadores del parásito.
Como la enfermedad no produce síntomas en los animales, todos los cerdos de la explotación deben ser analizados. Los productores de chacinados deben utilizar carne que haya sido analizada e identificada como libre de larvas.
El consumidor, por su parte, debe asegurarse que el producto que compra haya sido controlado, para lo cual debe buscar la aprobación del Senasa en el rótulo o etiqueta. Esto es importante, sobre todo, en el caso de los chacinados, ya que ni la salazón ni el ahumado eliminan las larvas. Por otra parte, la carne debe consumirse bien cocida: esto es cuando el color rosa cambia a gris o amarronado, ya que una buena cocción sí elimina la larva.
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