Joaquín Miguel “Kuki” Errante nació en Chivilcoy y su conexión con el arte y la música se inició desde muy pequeño. Así, aún tiene el recuerdo de a los 5 años, ya terminando el Jardín de Infantes de bailar y actuar en todo lo que tenía que ver con actos y presentaciones escolares. Sus inicios fueron en el Ballet Folklórico de Chivilcoy donde, desde muy temprana edad, empezó a subir a los escenarios a bailar chacareras, gatos y zambas. “Mis inicios fueron por medio de la danza. Eso hizo que se me meta un poco en el cuerpo la música popular argentina. Así que empecé a involucrarme con los ritmos folclóricos por medio del zapateo y ya a partir de los 8 o 9 años comencé a interesarme en los instrumentos”, contó Kuki Errante en una entrevista exclusiva con Democracia y agregó “de a poquito, empecé a aprender algunos acordes de guitarra y algunos ritmos simplemente mirando a mis compañeros o a mis profesores que los tocaban acompañando a los malambistas y a los bailarines”.
En ese sentido, el artista que brilla en cada presentación aseguró que desde muy pequeño tiene el arte metido en el cuerpo. “Siento que lo traje desde siempre”, dijo y explicó que a los 11 años comenzó a estudiar la guitarra con un profesor particular que vivía a la vuelta de la casa de sus padres. Así fue cómo empezó a involucrarse con el primer instrumento.
“A los 13 años yo ya tenía mucha cancha para subirme a los escenarios. No tenía para nada vergüenza y para mí era como parte de un juego”, reconoció Errante y añadió “era el lugar donde realmente me sentía a gusto”. En ese sentido, contó que comenzó a cantar algunas chacareras y zambas de moda, acompañadas por su guitarra.
Luego, a los 18 años, terminando el ciclo lectivo de la secundaria, tuvo que elegir qué carrera seguir. “Muchos de mis amigos se iban a estudiar a Capital Federal, algunos estudiaban carreras que tenían que ver con la medicina otros con el derecho o la contaduría, pero bueno, lo mío era el arte”, confesó Kuki y relató que toda la gente le preguntaba qué iba a estudiar y cuando él decía música, le repreguntaban, pero ¿de qué vas a trabajar?
“La verdad es que de la música por ahí no se podía vivir, pero bueno me metí de lleno en el conservatorio donde estudié durante muchísimos años toda la carrera y allí fui donde conocí al violín”, contó el artista y mencionó que “hoy mi instrumento de cabecera y el que me acompaña en todos los escenarios del país”.
En cuanto a la elección de ese instrumento para llevar adelante su carrera artística, Errante contó que el violín siempre lo conmovió. “Me sensibilizaba y me sentía muy identificado con este instrumento escuchando al gran músico Peteco Carabajal. Entonces, cuando en el Conservatorio se abrió la carrera de violín, me anoté”, relató y agregó “allí diferenciamos lo que es la música popular de la académica, y allí estudié a todos los grandes padres de la música y no me arrepiento de nada porque después lo que hice fue conectar en mi carrera todo eso y de ahí salió lo que hoy soy”.
Sus inicios como violinista
Las primeras presentaciones de Kuki Errante Violinista fueron en Chivilcoy, su ciudad de origen, tocando en peñas. “Me acuerdo que tenía un violín que me habían regalado para Navidad. Con mucho esfuerzo mis padres me lo habían comprado. Ellos siempre fueron un pilar para mí en mi carrera musical. Así que las primeras presentaciones fueron para con pequeño público”, recordó y agregó “tengo un recuerdo lindo de esos momentos. Creo que a los 20 años ya estaba interpretando canciones, pero a los 11 años ya andaba con la guitarra abajo del brazo, cantando en los escenarios. Hoy tengo 37 años y un camino recorrido bastante largo dentro de la música”.
Su presente
En cuanto a la actualidad, Kuki es solicitado en todas las fiestas populares de la Región. Allí, deleita a todo el público presente, incluidos jóvenes y niños que disfrutan y bailan con sus canciones. “Hoy me encuentro en un presente muy feliz, haciendo lo que me gusta y trabajando por medio de la música”, aseguró y contó que en sus shows “le sale de adentro bailar, saltar y moverse por toda la influencia de la danza que tuvo desde chico”.
En ese sentido, dijo que “hay una zamba, dentro del repertorio folclórico argentino, donde la letra dice ´el que toca nunca baila. Y yo, la verdad que no estoy de acuerdo con esa frase, aunque realmente esa zamba es muy bonita. Pero justamente hago todo lo contrario, creo que de alguna manera rompiendo estereotipos y pateando el tablero, involucré y mezclé estas dos artes”, y añadió “me gusta mucho el hecho de poder bajarme del escenario e interactuar con la gente. Hoy las tecnologías inalámbricas hacen que no necesitemos un cable, así que empecé a tocar entre medio de los bailarines y bailar con ellos”.
Así, confesó que esta performance “pegó muchísimo y donde me contratan para tocar en los festivales o fiestas privadas siempre terminamos todos haciendo una ronda”. Y contó que “hay unos videos que se han viralizado en las redes sociales donde estoy haciendo el famoso pogo de los Redonditos de Ricota pero con una chacarera”. En ese aspecto, dijo que “la gente ha reaccionado con una energía muy grande y el feedback que se genera es muy lindo. Intento romper la barrera entre el escenario y el público para poder llegar hasta el espectador que está sentado en la última butaca, que quizás me ve desde lejos”.
Por otro lado, gracias a la particularidad de sus shows y a la propuesta que lleva adelante, Kuki logró acercar a los jóvenes a la música popular. “Quizá sigo la línea que comenzaron otros artistas hace un tiempo, como Luciano Pereyra y Abel Pintos, quizás incluyendo instrumentos que no eran de folclore”, dijo Errante y agregó “la música es evolución donde nada se pierde, todo se transforma. De todos modos, hay un trabajo muy grande detrás de escena que tiene que ver con el laburo en redes sociales, en la difusión de la música, en trabajar sobre el contenido audiovisual y de todo el tiempo mostrar, para difundir”.
En ese sentido, dijo que “un artista no trabaja solo arriba del escenario, sino también abajo y para ser profesional se necesita mucho laburo diario en el estudio, en casa y en las redes sociales. Estoy agradecido realmente de la devolución de la gente con respecto a esta energía que se genera en cada show”.
Por último, sostuvo que “creo que voy a tocar hasta que mi corazón deje de latir. Me veo grande tocando hasta que los dedos no me den más. Difundir, compartir la música y andar por el mundo con este instrumento que la verdad que no hace otra cosa que darme felicidad al alma y me hace realmente poder expresarme y ser quien soy”, y concluyó “soy un agradecido a toda la gente que aporta un granito de arena gigante para que sea posible esta carrera. Hace tiempo, era muy difícil poder dedicarse a la música y hoy es una realidad”.
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