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LA PROVINCIA

El voto miedo al que apela Kicillof para enfrentar la ola libertaria

Desde el lado de Unión por la Patria empiezan a repensarse las estrategias.

La sorprendente elección de Javier Milei impone nuevos desafíos. Transcurridas las Paso que quedaron cruzadas por el voto bronca que se instaló en las alforjas del líder libertario, ahora tanto el oficialismo como Juntos por el Cambio se asoman al enorme de desafío de evitar que crezca esa expresión de rechazo a lo tradicional que pegó de lleno sobre las dos coaliciones.

Empiezan a repensarse estrategias. Desde el lado de Unión por la Patria, Axel Kicillof saca cuentas sentado sobre el 36% de los votos que obtuvo el domingo pasado. Cree haber consolidado un piso de adhesiones en el interior bonaerense que analiza como un reconocimiento a su gestión en zonas de la Provincia tradicionalmente esquivas para el kirchnerismo. Su lupa escruta la realidad electoral distinta que se vivió en el Conurbano, donde la mayoría de los intendentes estuvieron por encima de lo que logró el Gobernador, pero al mismo tiempo en porcentajes sensiblemente más bajos que en 2019.

Diplomáticos, en Casa de Gobierno no creen que haya existido un patrón que explique esa merma, ni una maniobra coordinada de corte de boleta desde las comunas en desmedro de Kicillof. Pero por las dudas, hay funcionarios que empiezan a agitar el voto miedo para convencer a los alcaldes de que no se corten solos y que contribuyan tanto a la reelección del mandatario bonaerense como que también que empujen para instalar a Sergio Massa en el ballotage.

Conscientes de la maleabilidad de la que suelen hacer gala no pocos jefes distritales, advierten que una eventual presidencia de Milei no implicará ni por asomo replicar el escenario que se armó en 2015 cuando Cambiemos ganó en simultáneo la Nación y la Provincia. En ese entonces, varios intendentes del PJ mostraron una rápida disposición a negociar con Vidal, fueron garantes de su gobernabilidad y se aseguraron recursos. En la Gobernación están convencidos de que los libertarios no les harán las cosas tan sencillas. “La Provincia depende de los fondos nacionales”, aclaran por si hiciera falta. La motosierra que promete empuñar Milei genera escalofríos en despachos oficiales. Aguardan que esa sensación recorra las espaldas de los intendentes. 

Todas las estrategias que se analizan en la Gobernación chocan contra un muro de notable solidez: la economía. El oficialismo parece depender de que la situación no empeore en los dos meses que restan para las elecciones generales de octubre. Tras la devaluación del lunes post Paso, Massa procura tabicar la inevitable disparada de la inflación con acuerdos de precios por aquí y por allá. El índice inflacionario de este mes quizás sea de dos dígitos. El plan oficial apunta a mostrar una desaceleración en septiembre que le permita al oficialismo desactivar parte del campo minado por el que debe transitar.
Grindetti y Juntos por el Cambio también deben sortear el desafío que les presenta Milei. Antes, deberán zurcir los paños rotos que quedaron de su interna. Esta semana habrá reuniones del radicalismo bonaerense y del PRO a las que prevé concurrir el candidato a gobernador como para ir articulando la campaña.

La coalición opositora buscará mostrarse como la alternativa a Kicillof y exhibirse como la opción más capacitada para hacerse cargo de la Provincia.

“Tenemos intendentes, legisladores y equipo”, argumentan. Se lo enrostran, en realidad, a Píparo y a los libertarios.

La candidata de Milei ha demostrado, sin embargo, una virtud importante: fue capaz de retener la casi totalidad del voto que en la Provincia apostó por el candidato presidencial de La Libertad Avanza. Al menos en las PASO, esa voluntad ciudadana se mostró galvanizada, poco propensa a buscar otras opciones en el tramo provincial de la boleta.

Acaso en esa cualidad asome una primera dificultad para Juntos por el Cambio. Ese voto duro a Milei surge, acaso, poco propenso a la seducción de otros espacios.