La conmoción pública que produjo el fallido atentado contra Cristina Kirchner aún sacude a la política. Resulta poco menos que una obviedad sostener que la atención quedó monopolizada por el gravísimo hecho y la posterior movilización que corporizó el kirchnerismo como muestra de apoyo a la vicepresidenta y demostración de fuerza.
Ese escenario configurado en parte desde el intento de asesinato de Cristina -la demostración callejera venía madurando a partir de la dura acusación del fiscal Diego Luciani contra la expresidenta por presuntos hechos de corrupción con la obra pública en Santa Cruz, y ahora se adelantó-, ha puesto en modo pausa a la Provincia.
Axel Kicillof tenía previsto el viernes plantar un mojón en su gestión con el anuncio de que puso a nuevo 100 escuelas. El acto terminó siendo suspendido en medio el cimbronazo político.
Acaso sin una ligazón tan fuerte con el grave episodio producido frente al departamento de la vicepresidenta, hay otro asunto que la Provincia prefería esperar para resolver: la paritaria con estatales y docentes. La reapertura de la negociación quizás tenga un nuevo capítulo esta semana y los gremios sean convocados para un primer cara a cara con el nuevo ministro de Trabajo, Walter Correa. Sin embargo, no habría que esperar grandes avances en ese eventual encuentro.
En el gobierno bonaerense empieza a ganar cuerpo la idea de esperar algunas semanas más para definir la reformulación de la paritaria que fijó un aumento salarial del 60 por ciento hacia fin de año. En menos de un mes la gestión de Kicillof deberá pagar la cuarta cuota de ese acuerdo que ronda al 14 por ciento y la idea sería inyectar fondos frescos adicionales recién a los sueldos de octubre.
Esa estrategia corre contra los reclamos sindicales y los datos oficiales que desgrana el Indec. La inflación acumulada en lo que va del año ya superó por casi 10 puntos las tres cuotas del aumento que ya se pagaron. El costo de vida de agosto, que se dará a conocer en 10 días, se ubicaría entorno del 6 por ciento, con lo que se terminará agravando el deterioro de los salarios.
En el gobierno bonaerense buscan desactivar los potenciales conflictos -el viernes iban a protestar los empleados judiciales pero el feriado nacional se interpuso de manera providencial- con la promesa de que cuando concluya este convulsionado 2022 los sueldos no van a perder contra la inflación.
Para sostener ese compromiso, la Provincia deberá hacer una corrección salarial muy importante. Con una inflación proyectada del 90 por ciento, hay 30 puntos que le están faltando al acuerdo paritario vigente.
La crispación política nacional, mientras tanto, también hace lo suyo. En la Provincia, el diálogo entre oficialismo y oposición ha logrado de alguna forma cierto cauce de normalidad. Pero en el tironeo quedó atrapada una ley que Kicillof no logra destrabar: la reforma jubilatoria de los empleados del Banco Provincia que devolvería beneficios que fueron suprimidos durante la gestión de María Eugenia Vidal para reducir el déficit de ese sistema previsional. Desde que Mauricio Macri se metió en esa discusión y terminó dinamitando un acuerdo que se venía tejiendo trabajosamente, el proyecto quedó varado en la Cámara de Diputados.
Existieron gestiones subterráneas para reanimarlo, pero las terapias ensayadas, por ahora, no lograron resultados.
En un contexto de enfrentamiento político donde los núcleos duros del kirchnerismo y el PRO trabajan a destajo, existiría poco margen para reflotar esta iniciativa.
“Los halcones se devoraron a las palomas”, chicaneó en las últimas horas Kicillof. Quizás el empantanamiento de este polémico proyecto tenga que ver, más allá de los cruces nacionales, con esa declaración del mandatario.
Otra cuestión comienza a despuntar en el horizonte. La posibilidad de que el oficialismo intente avanzar en el Congreso con la suspensión de las elecciones Primarias ha puesto en guardia a la oposición bonaerense, que se prepara para resistir. En diversos sectores del PRO ya se charló el tema y se convino definir una estrategia para cerrarle la puerta en la Provincia desde la Legislatura.
Se trata de un tema por demás sensible para la oposición. Las Primarias son una herramienta clave para que Juntos por el Cambio pueda definir sus internas virulentas en el orden nacional. Parece ser una instancia indispensable para evitar una posible ruptura de la coalición. El Frente de Todos lo sabe y puso el pie en el acelerador.
En la oposición están convencidos de que si desde la Provincia no se puede acompañar esa estrategia (existe una normativa propia que rige en territorio bonaerense), no tendría sentido avanzar en ese cambio a nivel nacional. Por eso el PRO puso manos a la obra y adelantó que dejará sin quórum al Senado provincial si el oficialismo intentara suspender la ley. Se trata, por ahora, sólo de amagues. Pero el denso clima político abre un abanico de posibilidades que hacen imposible descartar algún intento por modificar el calendario electoral.
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