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Las señales que indican que la calma en el oficialismo no es lo que parece
LA PROVINCIA

Las señales que indican que la calma en el oficialismo no es lo que parece

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El arribo de Sergio Massa al ministerio de Economía aportó una dosis de calma al oficialismo. Alcanzó para frenar la disparada del dólar y barnizar con una pátina de esperanza un escenario que para el Frente de Todos asomaba sombrío. Sin embargo, no todo es lo que parece. Las tensiones afloran con mayor o menor disimulo y con mensajes que adoptan distintos formatos.

Decisiones alumbradas desde La Plata marcaron estos días ese panorama. Axel Kicillof fue protagonista central de algunas de ellas. Habría que poner la lupa sobre el nombre elegido por el Gobernador para ocupar el Ministerio de Trabajo y auscultar allí el nivel de disputa que se registra en el mundo sindical arropado en el Frente de Todos.

Walter Correa, el nuevo integrante del equipo bonaerense, es un gremialista muy cercano a Cristina Kirchner. Esa relación basta para explicar el perfil del nuevo ministro, un duro que suele tener posiciones críticas respecto de los históricos de la CGT. Ese nombramiento supone enviar un mensaje a los “gordos” cegetistas que a nivel nacional se han transformado en dique de contención para proteger al albertista Claudio Moroni en la cartera laboral frente a las embestidas del kirchnerismo.

Sobre el fin de la semana se produjo otro hecho sintomático que de alguna forma marcó temores y advertencias veladas respecto de las medidas de ajuste que deberá profundizar Massa para cumplir con el acuerdo que el país firmó con el Fondo Monetario Internacional. Parados en cajas

imprescindibles para sus gestiones, los gobernadores que se reunieron el viernes en La Plata no buscaron confrontar directamente con el ministro. Más bien, marcaron una hoja de ruta que, creen, debería seguirse para que el destino político del oficialismo y el de ellos mismos, se vea menos

ensombrecido que en el presente. Hablaron de bajar la inflación, recomponer salarios y mantener el ritmo de las obras públicas eludiendo la cuestión del cómo hacerlo. 

La oposición con una interna feroz

La oposición también transita un camino plagado de obstáculos, agigantado por internas feroces, denuncias y sospechas cruzadas. El desparramo que generó la lengua denunciante de Elisa Carrió sigue haciendo ruido en Juntos por el Cambio. Hay dirigentes que fueron apuntados por Lilita que miran hacia los costados en busca de determinar de qué campamento le llegó la balacera.

Uno de ellos es Cristian Ritondo, que en el medio de la refriega política, una jueza de San Isidro le terminó apuntando durante su paso por el Ministerio de Seguridad, por su presunto vínculo con acusados por narcotráfico.

Macri está transitando la Provincia un poco por necesidad y otro poco para robustecer el posible sueño del retorno. El apremio del expresidente pasa por evitar que se terminen consolidando dentro del PRO las propuestas que encarnan Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. En esa carrera de obstáculos, trabaja en moldear el formato que, a su juicio, debería tener un futuro gobierno de la actual oposición y hasta puso como ejemplo de una mala gestión a la que lideró el cocinero Martiniano Molina en Quilmes, de la mano, justamente de Cambiemos.

Buscó advertir aquello de seleccionar los ingresos a la coalición opositora. Nadie parece pecar de inocente: seguramente a Macri no se le escapó que Molina busca volver al poder municipal con el auspicio de Rodríguez Larreta.

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