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Masacre de Villa Crespo: El “síndrome de Amok” podría ser la causa del hecho
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Masacre de Villa Crespo: El “síndrome de Amok” podría ser la causa del hecho

Se trata de una suerte de brote psicótico que desata una súbita violencia asesina. Los investigadores de la masacre analizan como hipótesis que la autora de los crímenes de su es esposo y sus dos hijos, Laura Leguizamón, podría haber manifestado este cuadro.

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El brutal crimen de una familia entera en el barrio porteño de Villa Crespo, que tiene como principal hipótesis que Laura Leguizamón mató a su esposo y a sus hijos adolescentes antes de suicidarse, volvió a poner en discusión el impacto de los trastornos mentales no tratados dado que una de las hipótesis que maneja la investigación de la masacre es la de que la victimaria fue presa del llamado “síndrome de Amok”.

El síndrome de Amok es un trastorno psicológico raro que se caracteriza por una explosión repentina e incontrolable de violencia extrema. La persona afectada entra en un estado de furia desmedida, atacando indiscriminadamente a quienes están a su alrededor, muchas veces con consecuencias fatales.

Este fenómeno, cuyo origen etimológico proviene proviene del malayo mengamok, que significa "atacar con furia sin control", describe a personas que, tras un periodo de tensión interna, aislamiento o depresión, protagonizan brotes de agresión desmedida contra su entorno más íntimo, muchas veces con un desenlace fatal que incluye el suicidio.

El síndrome de Amok no figura de manera autónoma en manuales como el DSM-5 (el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, según su definición en inglés; o el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría), pero es reconocido dentro de los “síndromes culturales” por sus características clínicas.

En muchos casos, se vincula con trastornos psicóticos, depresivos graves o traumas no resueltos. En algunos casos, el estrés acumulado en contextos de crisis social puede contribuir a la aparición de este trastorno, aunque no es el único factor determinante.

Según informaron fuentes del caso, Leguizamón estaba bajo tratamiento psiquiátrico, y en la vivienda se encontraron cajas vacías de medicamentos como sertralina, midax y olanzapina, lo que podría indicar que había dejado de tomar su medicación.

La carta hallada en la escena del crimen también aportó señales sobre su estado mental: entre frases escritas con trazo tembloroso, se destaca una leyenda que dice “Fue mucho. Los amo. Lo siento”, junto a otras expresiones confusas que sugieren una desorganización del pensamiento.

El caso, que conmociona a la sociedad argentina, abre un nuevo interrogante sobre la salud mental en contextos de crisis, y plantea la necesidad urgente de una mayor atención pública frente a síntomas que, cuando se ignoran, pueden terminar en tragedias evitables.

 

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