Policiales
SORPRESA EN CIPOLETTI

Descubrieron que un kiosquero era un abusador buscado

"Abuelito Leo" o "el abuelito de las golosinas", así conocían en Cipolletti al vendedor de una esquina muy transitada de la localidad rionegrina: en Alem y Brentana. Estaba siempre en la esquina, con su gorra negra y gafas del mismo color. Su muerte causó conmoción porque todos los vecinos lo conocían.

Su repentino fallecimiento (por una afección cardíaca) y la falta de familiares en el lugar, llevó a los lugareños a divulgar su foto y pedir por las redes sociales por acompañamiento en "el último adiós". "Nos daba ternura. A veces se dormía en el lugar y le dejábamos dinero para ayudarlo", confió Mirna, una cipoleña a los medios locales.

Pero la foto reveló un escalofriante dato: el "abuelito" era prófugo de la Justicia. Estaba acusado de abuso infantil en La Plata. Y en Cipolletti hay indignación y repudio.

"La verdad nunca terminas de conocer y saber la verdad de nadie. Mi vieja lo cuidó hasta el último día. Nunca nos imaginamos todo esto. Jamás nos faltó el respeto. Quedamos helados al enterarnos su verdadero pasado", admitió Carly, otro vecino de Cipolletti al medio local.

El hombre de 76 años que murió el sábado 3 de agosto era Alfredo Jorge Campanella. Prófugo desde 2017, luego de que fuera denunciado por una doble violación de nenas (dos hermanitas de 10 y 11 años) en un hotel de La Plata. La denuncia además del abuso era por corromper a las menores.

El pasado del "Abuelito Leo" era horroroso: lo acusaban de llevar a las menores de edad al cine y a la República de los Niños. Y luego se registraba en hoteles diciendo que eran sobrinas; las violaba y fotografiaba, según publicó el sitio local Mis Noticias.

Campanella estaba acusado por abuso sexual con acceso carnal, abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores. Una pena de hasta 50 años de cárcel.

Tras las dudas planteadas por la Justicia de la Provincia luego de que trascendieran las imágenes, el gabinete de Criminalística de Cipolletti realizó una impresión de ficha decadactilar para reconocer su ADN. Y allí se terminó de comprobar que el hombre que había muerto en Cipolletti era Campanella.