Acusaron a un suboficial del robo de $40 millones
Maximiliano Pérez está acusado de ser el chofer de la fuga.
Maximiliano Pérez, suboficial de la Policía de Santa Fe, fue imputado el lunes último por haber participado en un robo millonario ocurrido en un Rapipago de la capital santafesina, a una cuadra del Ministerio de Seguridad, donde el pasado 9 de octubre un grupo de boqueteros se llevó 40 millones de pesos, 30 mil dólares, 2 mil euros y 10 mil reales. Pérez, de 26 años, se desempeñaba dentro de la Agencia de Investigación Criminal de la ciudad de Rafaela. Irónicamente, lo arrestaron los propios efectivos de la AIC el viernes pasado.
En una audiencia llevada a cabo en la ciudad de Santa Fe ante el juez Luis Octavio Silva, las fiscales María Lucila Nuzzo y María Gabriela Arri atribuyeron al suboficial de Policía haber pasado a buscar en un Suzuki Fun a los dos ladrones que salieron del local con tres bolsas cargadas de billetes. Después de la acusación, las fiscales dijeron que van a pedir la prisión preventiva efectiva del agente como coautor de robo doblemente calificado, por ser cometido en poblado y en banda, y por escalamiento.
Pérez fue detenido el viernes pasado por la misma fuerza de seguridad que integraba hasta el momento de esta imputación. Con la audiencia realizada este lunes último, ya son cuatro los acusados por el Ministerio Público de la Acusación por el robo millonario. Además del policía fueron imputados otros tres presuntos integrantes de la banda, que están en prisión preventiva.
Según datos de la investigación judicial, queda un solo sospechoso por detener, que ya está identificado y con la correspondiente orden de captura. El golpe de los boqueteros ocurrió en un local situado en la esquina de las calles 9 de Julio y Mendoza, a sólo una cuadra de la sede del Ministerio de Seguridad santafesino, donde funciona los locales de las empresas Pago Fácil y Western Union. De acuerdo a las lecturas en la audiencia imputativa, a las 2 de la mañana del 9 de octubre, dos de los delincuentes se desplazaban en un Toyota Corolla que fue estacionado en Urquiza y Mendoza, a dos cuadras del local.
Uno se bajó, caminó hasta el Rapipago y “cortó el cable de fibra óptica del comercio. Luego volvió al auto, donde se quedó con otro de los hombres investigados para hacer de campana y reportarles a sus otros compañeros lo que sucedía en la vía pública”.
“Por su parte, otras dos personas escalaron un portón de dos metros de alto e ingresaron a una cochera ubicada en 9 de Julio al 2200. Después, llegaron a la parte superior del local comercial, y con herramientas que habían llevado consigo, realizaron un corte rectangular en el techo de chapa, hicieron tres boquetes en el cielo raso y bajaron con una soga al baño del comercio”, siguió la fiscalía.