Detuvieron a la empleada doméstica por el asesinato de la pareja de jubilados en Vicente López
Fuentes judiciales aseguraron que fue la persona que halló los cadáveres y el jueves a la noche quedó aprehendida por una serie de contradicciones y actitudes extrañas que mencionó en su relato. Sería la entregadora de la pareja.
La empleada doméstica de un abogado jubilado de 74 años y su esposa de 72, hallados asesinados el jueves a balazos en su casa en el partido bonaerense de Vicente López, fue detenida como supuesta entregadora de la pareja, y los investigadores determinaron que el o los homicidas atacaron a sus víctimas con una pistola calibre 9 milímetros y que la escena del doble crimen fue el auto en el que fueron hallados los cadáveres.
Fuentes judiciales aseguraron que la empleada doméstica, identificada como María Ninfa Aquino (64) y de nacionalidad paraguaya, fue la persona que halló los cadáveres y el jueves a la noche quedó aprehendida por una serie de contradicciones y actitudes extrañas que mencionó en su relato. Además, en el allanamiento realizado en su casa de la calle Magaldi al 2.400, de la localidad de Pablo Podestá, en el partido bonaerense de Tres de Febrero, los detectives encontraron una billetera de cuero rojiza que era propiedad de la víctima y donde se cree que la mujer podía tener escondida la llave de la caja fuerte de donde robaron dinero y joyas.
Aquino, a quien le dicen “Nina” y trabajaba hace 12 años con el matrimonio, será indagada por el doble asesinato de sus empleadores José Enrique Del Río (74) y María Mercedes Alonso (72), quienes fueron hallados por la mañana asesinados: el abogado de tres tiros y su esposa de uno en la nuca. Los fiscales Martín Gómez y Alejandro Musso la dejaron imputada como “partícipe necesaria” de “robo y homicidio agravado criminis causa”, que tiene una pena de prisión perpetua.
“Tuvo comportamientos raros y dio algunas explicaciones inconsistentes. No hay aún nada concluyente pero sí indicios que la transforman en sospechosa”, aclaró una fuente judicial.
Según los pesquisas, en primer lugar, la mujer contó que llegó a las 6.50 y recién a las 9 le llamó la atención que el matrimonio no hubiera bajado a desayunar, pese a que además vio que estaba intacta la cena, un plato con brócoli y alcauciles que ella les había dejado cocinada para la noche anterior. Tampoco advirtió cuando llegó el desorden que el o los asesinos habían dejado en varios ambientes de la casa que estaban revueltos.
“Ella dijo que creyó que era por la mudanza que iban a hacer sus patrones, pero las cosas de la mudanza estaban perfectamente embaladas”, aclaró uno de los investigadores.
De acuerdo a lo reconstruido por los fiscales, la empleada doméstica le mandó a las 9 de la mañana un mensaje a la acompañante terapéutica que también trabajaba en la casa para asistir a Del Río por sus problemas de movilidad, para avisarle que no habían bajado a desayunar. Fue esa mujer –llamada Blanca- quien le sugirió a “Nina” que vaya a la cochera y recién allí la empleada encontró asesinados al matrimonio Del Río dentro del auto que estaba en el garaje.
“Es extraño que después de ver esa escena, apagó la luz, volvió a cerrar la puerta que lleva desde la casa a la cochera, ponerle llave y colgarla en el llavero. Y en vez de salir corriendo y pedir ayuda a los vecinos o llamar a la Policía, nos dijo que se puso a ordenar la casa”, confió otra de las fuentes.
Otro de los indicios que hicieron sospechar a los fiscales es que en el celular de Aquino, los peritos que lo analizaron con el software UFED (Dispositivo Universal de Extracción Forense, según sus siglas en inglés) detectaron una foto borrada de la misma billetera rojiza, marca “Prune”, donde según uno de los hijos de las víctimas, su madre podría haber guardado la llave de la caja fuerte.
“La foto está borrada de hace un tiempo, pero la pudimos recuperar. La explicación que dio es que esa billetera se la había regalado la señora, que allí alguna vez guardó 2.000 pesos, la perdió y el día que la encontró, le sacó una foto y se la mandó a su hija para avisarle que había aparecido”, confió uno de los investigadores.
A Gómez y Musso también les pareció sospechoso que pese a la cantidad de años que llevaba trabajando en la casa, Aquino dijo desconocer la existencia de una caja fuerte, mientras que la otra empleada, la enfermera, que llevaba menos tiempo de trabajo, sí lo sabía.
“Hubo sustracción de valores, dinero, joyas en lugares determinados de la casa que sin conocimiento previo o sin que lo revelen las víctimas, no podrían haber accedido”, afirmó uno de los investigadores.
Si bien se aguarda la precisión de la data de muerte, se sabe que el doble crimen fue cometido el miércoles por la tarde o noche, posiblemente a partir de las 17 y los fiscales manejan dos hipótesis: que el o los asesinos llegaron a bordo del auto con el matrimonio, luego de que salieron a hacer unas compras a un supermercado –las bolsas con mercadería quedaron arriba del auto-, o que alguien proporcionó una copia de la llave y los sorprendieron adentro.
Las víctimas estaban sentadas con los cinturones de seguridad colocados en los asientos delanteros del Mercedes Benz E350, la mujer del lado del conductor y el hombre como acompañante.
El tirador los ejecutó con una pistola calibre 9 milímetros de atrás hacia adelante de derecha a izquierda, por lo que se cree que podía estar en el asiento trasero. Los pesquisas hallaron también un disparo en uno de los livings de la casona, que atravesó un almohadón, quedó incrustado en el piso de parquet y cuya vaina la ahora detenida dijo haberla encontrado tirada en una alfombra, por lo que no se descarta que antes de ser asesinadas en el auto, las víctimas hayan estado un tiempo siendo intimidadas.
Los fiscales recibieron ayer un adelanto del informe de las autopsias que confirmaba que a Del Río lo asesinaron de tres disparos (uno que ingresó entre dos cervicales, otro en la región intercostal izquierda y el tercero en el muslo izquierdo), y a la mujer un único tiro en la cabeza que salió por el rostro. Los Del Río fueron hallados asesinados por la mañana del jueves en su casa de tres plantas en la esquina de la calle Melo y Gaspar Campos de Vicente López, que ya tenían vendida.
El matrimonio estaba por mudarse esta semana a un departamento en el exclusivo edificio Chateau del barrio porteño de Núñez y pensaban continuar allí con la empleada ahora imputada.