Hace unos días el Ministerio de Capital Humano dio a conocer un comunicado donde informa que los salarios de los docentes universitarios aumentaron desde diciembre a julio de este año un 71%, sin especificar de qué manera llegan a ese porcentaje, cuando pese a los reiterados reclamos de todos los gremios, no se ha podido acordar en una paritaria el monto de los ajustes. Y dichos gremios ya han informado que la pérdida de poder de compra de los salarios de los docentes ha llegado a más de un 40%. Evidentemente el comunicado intenta confundir a la opinión pública sobre la real situación por la que están pasando los docentes de las universidades públicas.
Parecería que el gobierno pretende castigar a los docentes de las universidades públicas por estar vinculados a gremios y rectorados de la oposición al gobierno. Ya se pudo apreciar con el presupuesto a las universidades, que fue en un principio congelado a valores del año 2013, y con posterioridad a la masiva marcha realizada en defensa de las universidades públicas se reconsideró la decisión y se reconoció un nuevo presupuesto para el funcionamiento de este año.
No obstante, el ajuste de los salarios docentes quedó pendiente para ser tratado en paritarias que como, ya mencioné, hasta el momento no se pudieron llevar a cabo con éxito. También es necesario aclarar que el CIN, organismo que nuclea a todos los rectores de las universidades públicas ha solicitado a todas las universidades que para la semana del 12 de agosto se declaren en emergencia salarial.
Finalizado el receso de invierno, en el transcurso del mes de agosto, se profundizará el plan de lucha con paros y movilizaciones en todas las universidades hasta tanto el gobierno reconsidere esta política de castigo al que está sometiendo a todos los docentes universitarios.
Los docentes universitarios argentinos son reconocidos en toda Latinoamérica por sus conocimientos. No perdamos estos valores, el gobierno tiene que iniciar el diálogo y lograr consensos para solucionar este conflicto. Cambiemos el paradigma. Sin salarios dignos no hay universidad de calidad.
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