Moisés Lebensohn: el legado ideológico y ético del fundador de Democracia
El 13 de junio de 1953 moría Moisés Lebensohn, una figura poco recordada en la actualidad pero de profunda significación en la vida política argentina, y en particular de la UCR.
Por: Diego Barovero.
Quizás, lo ocurrido no sea un simple olvido, ya que Moisés Lebensohn dejó un legado ético e ideológico difícil de sostener si no se abreva en los estrictos principios que guiaron su vida.
Nació en Bahía Blanca el 12 de agosto de 1907 y su familia se radicó pronto en Junín, donde ejerció como abogado y periodista. En 1931 fundó el diario "Democracia", ejemplo de periodismo comprometido con los valores democráticos hasta la actualidad continuando por su hijo y nietos. Activo militante de la UCR, identificado con los ideales de Hipólito Yrigoyen fue gran organizador de la juventud radical, a la que pensó como herramienta fundamental para la renovación del radicalismo, descolló desde muy joven en ese partido.
La principal ocupación intelectual y política de Lebensohn fue darle autonomía y sistematización a los fundamentos doctrinarios de la UCR, definiéndola como una expresión política democrática, liberadora, popular y progresista. A pesar de que le sobraba capacidadcasi no tuvo oportunidad de ejercer funciones públicas. Sólo fue concejal en su ciudad (1936) y convencional nacional constituyente en 1949, en la que fue protagonista central en esa oportunidad como jefe de la bancada radical, impugnando la legitimidad de una reforma que se hacía con la intención de perpetuar a Perón en la presidencia.
En lo partidario, su actuación estuvo centrada en la tarea de conducción política. Entre los años 1938 y 1946 fue artífice del Movimiento de la Juventud Radical que realizó cuatro congresos nacionales. De allí surgieron los basamentos para la fundación del Movimiento de Intransigencia y Renovación, el 4 de abril de 1945. Fue inspirador de la Declaración de Avellaneda cuyos principios recogió en 1948 la Convención Nacional del radicalismo como Bases de Acción Política y Profesión de Fe Doctrinaria y fue también presidente del Comité de la provincia de Buenos Aires. El último cargo partidario, presidente de la Convención Nacional del radicalismo lo desempempeñó hasta su muerte. Combatió los viejos métodos electorales que llamó "política del servicio personal" y que hoy identificamos como clientelismo, que convertían al partido político tan solo en una maquinaria electoral dominada por punteros en busca de prebendas mas que por ideales. También impulsó el voto directo de los afiliados para combatir las camarillas internas. Fue el más lúcido de una generación brillante integrada por personalidades como Frondizi, Balbín, Larralde e Illia.
Comprendió cabalmente los problemas de su convulsionado tiempo en el mundo y la Argentina, y por eso en su concepción ideológica adquirieron importancia temas como la la tierra, la producción, la obligatoriedad de la enseñanza media, la emancipación económica, la defensa de los recursos estratégicos para el desarrollo. Militares, conservadores y peronistas lo persiguieron y persiguieron y encarcelaron ya que sus ideas y su acción eran auténticamente revolucionarias y fue un consecuente luchador contra todo tipo de privilegios, incorruptible en sus ideas y ejemplar en su conducta austera y honrada. Encarnó cabalmente la máxima que guió su vida y sirve de ejemplo hasta hoy; es necesario conjugar "doctrina para que nos comprendan y conducta para que nos crean".