Esta semana estuve en lo de Fernando, un reconocido pediatra que, con mucha paciencia, contuvo algunas ansiedades de los futuros padres. En la entrevista, descubrí un nuevo rebote de la incidencia del acceso descontrolado a la información, que no es conocimiento y mucho menos experiencia.
Es sabido que internet es un flujo incesante de datos donde brotan los gurúes, las tendencias y los consejos para aplicar el famoso “hágalo usted mismo”. Solo basta escribir algunas palabras claves en el buscador para que surja la marea de contenidos. Lo importante es diferenciar las fuentes y saber qué podemos aplicar solos y qué requiere de un análisis. El punto es que, cuando esto se aplica al marketing, las consecuencias positivas o negativas se proyectan sobre el negocio, pero cuando se aplican a la crianza de un hijo el resultado es un poco más relevante.
Por defecto profesional siempre me brota la curiosidad por la comunicación de cualquier actividad. Los medios, las formas y todos los detalles que surjan de la relación. Ahora es en la pediatría, un mundo nuevo para mí. Por eso, en cada oportunidad interpelo al profesional o me sumerjo en los contenidos digitales.
Saldadas las consultas fundamentales sobre mi futuro hijo, me interesa saber cómo viven este momento madres primerizas hiperconectadas, asustadas, ansiosas y con el celular en mano los siete días de la semana, las venticuatro horas y con el contacto del pediatra a un clic.
La respuesta de Fernando fue con templanza y destacando el aspecto de internet como fuente que siempre requiere una interpretación y no una aplicación directa. Llamativamente me contó sobre algunas tendencias que van cambiando, muchas de ellas como el “cachetazo pedagógico” que (horror) era validado hasta hace poco tiempo. ¿Se imaginan ese consejo para quien no puede diferenciar las fuentes serias de las que no lo son?
Las posturas que uno encuentra para criar un hijo son tan oscilantes como alarmantes. Desde la rigidez absoluta hasta la postura de que un hijo es casi un amigo.
Sí, en internet está todo. Todos los datos, toda la información, todos los temas, todo el tiempo. Lo único que falta es la contención, la interpretación y la contextualización, porque es muy probable que el consejo que encuentres en la nube no sea la que tu negocio necesita o mucho peor, que ese lineamiento que tomaste para tu hijo no sea el adecuado.
Por eso, la figura de la entrevista personal, el encuentro cara a cara y el análisis de cada caso seguirá siendo un aspecto fundamental para que tu bebé no sea un robotito.
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