Un derecho de todos
El 24 de marzo es un día que, junto al 2 de abril, nos eleva a los argentinos a situarnos por encima de las diferencias que podamos tener. Hablamos del día de la memoria, la verdad y la justicia y lo hacemos en un lugar que no es cualquier lugar, es un espacio que al mencionarlo lo vinculamos espontáneamente a un vecino que quedó grabado en nuestros corazones para siempre: un hijo de nuestra comunidad y como todos saben estoy hablando del querido Beto Mesa.
De esto se trata tener memoria, de anudar recuerdos y traerlos al presente, es decir, ¿poder ver a las nuevas generaciones concurrir al polideportivo ya sea a un evento cultural o deportivo y que ante la pregunta donde se hace? Es en el Beto Mesa.
Y no importa si algún joven no pregunta el porqué del nombre, porque ya quedó inscripto en el inconsciente colectivo, a saber, una marca que va construyendo la verdad, sin olvidos, sin desentenderse de los hechos, ni mirando para el costado, de tal manera de ir haciendo justicia con nuestra historia reciente ¿Para qué, se preguntará alguno? Para no volver a repetir una historia que, gracias el proceso democrático. vamos dejando atrás.
Ahora bien, los derechos humanos implican un concepto muy caro al sentimiento de los argentinos. No podemos ni debemos encorsetarlo en una ideología política, no puede reducirse a una bandera de un sector ni nadie se puede arrogar ni apropiarse del nombre, porque termina desnaturalizándolo y siendo un instrumento en detrimento de lo que realmente significa: un derecho de todos.