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El incómodo silencio kirchnerista frente a la jugada de Sergio Massa
ANÁLISIS

El incómodo silencio kirchnerista frente a la jugada de Sergio Massa

Nota de opinión sobre la interna del Frente de Todos.

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De tan profundo, el silencio del kirchnerismo duro frente a la maniobra financiera que acaba de hacer Sergio Massa con los bonos en dólares en poder de los organismos públicos se destaca, se amplifica. Especialmente dentro de un gobierno que ha decidido dejar al ministro de Economía como único “front man” de esa jugada. Una forma de decir, de señalar, que la idea fue de él.

El albertismo, en tensión con Massa por filtraciones insidiosas sobre su figura, abre así el paraguas por si la cosa sale mal. La Cámpora y el cristinismo avalan con el mutismo, entregan complacencia al de Tigre debido a que lo siguen viendo como la última carta posible antes del naufragio.

Se supone que lo hacen bastante indigestados. Porque, así lo dice la historia, lo que hizo Massa iría en contra del credo político que empezó a esculpir Néstor Kirchner y continuaron su esposa e hijo. ¿O no fue la estatización de las AFJP un puntal de la gesta nacional y popular de la familia? Pesificar activos dolarizados del Fondo de Sustentabilidad de la Anses, el respaldo de las jubilaciones, y entregarle ese negocio a los bancos que ya no quieren ver ningún papel en pesos, suena justamente a todo lo que el camporismo y el Instituto Patria han venido rechazando en términos discursivos desde siempre.

Es ese tipo de medidas que la militancia kirchnerista sólo hubiera concebido en gobiernos de derechas, liberales. Se sabe en esas orillas: los amigos de los banqueros siempre son los otros.

Surge un interrogante: ¿Qué hubiera pasado en las calles si esta decisión de Economía que obliga al organismo que administra la plata de los jubilados a casi reglar sus bonos en dólares para cubrir gastos corrientes la hubiera tomado, por ejemplo, el macrismo? ¿No se hubiera repetido, tal vez en otro lugar físico, aquella postal de pedradas y caos en el Congreso cuando en 2017 se trató la reforma a la movilidad jubilatoria impulsada por Mauricio Macri? Contra fáctico, por supuesto.

 No extraña el silencio de la vicepresidenta, cuya estrategia es alejarse de la gestión albertista hasta instalar la idea en su feligresía de que no integra el actual gobierno. Cuando aparece, ella se refiere sólo a su única gran obsesión: los problemas judiciales y la ficticia proscripción.

Solitarias, algunas voces marginales que dicen respetar aún a Cristina protestaron en las redes. Son, por cierto, actores que detestan y vienen denigrando hace tiempo a Alberto Fernández, al que consideran cualquier cosa menos un presidente capaz. Casi marginales en el ecosistema cristinista. Porque, recordemos, la mayoría de los leales a la Vice, su tropa militante, es parte de esta gestión. Llevan años tragando sapos pero no renuncian a nada.

La misma Anses es un caso emblemático. Conducido por la cristinista Fernanda Raverta, hace poco celebró con bombos y platillos la moratoria previsional que aprobó el Congreso para aumentar la cantidad de jubilados del sistema, aún sin que hayan aportado lo suficiente y con un costo fiscal que aumentará el déficit que se supone Massa debe ajustar. Era justicia para la tercera edad, se dijo.

Malabares están haciendo ahora los voceros de Raverta para dejar trascender fuera de micrófonos que, para ella, la martingala de los bonos es un negoción y beneficiará a la clase pasiva.

Hace dos meses, Economía recompró bonos de deuda en dólares porque estaban a bajo valor. Lo hizo para desendeudarse en esa moneda. Con lógica, porque el desendeudamiento es parte de la histórica épica K, el cristi-camporismo aplaudió la jugada. Ahora Massa acaba de hacer lo contrario.

Se verá, como se sospecha, si esos papeles terminan siendo vendidos a un valor inferior a lo que se compararon. Detalles que debe estar analizando Máximo Kirchner, que hasta dónde se sabe es un gran aliado político de Massa. Porque algo, en algún momento, va a tener que decir.

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