No recuerdo
No recuerdo, viejo, decirte feliz Día del Padre. Tampoco elegir un regalo, o hacerlo en el jardín. No recuerdo dibujarte, ni tampoco recuerdo hacerte un cenicero de plastilina.
Recuerdo, sí, ir al cine con vos a ver Superman dos. Recuerdo mi miedo a los malos, el llanto, el maní con chocolate y salir del cine antes de que terminase la película. Tu mano en mi hombro, no decirme nada, pero hacer callar a mi hermano por sus quejas de perderse el final.
No recuerdo, viejo, tu voz. Pero estoy seguro de que la reconocería entre el murmullo de la gente.
Recuerdo tus intentos de llevarme a la cancha y de que no me aburra. De meter en mí tu amor por el Verde, a pesar de haber roto el carnet muchas veces. No pudiste, no tuviste tiempo.
No recuerdo tus retos, ni siquiera un chirlo en la cola.
Recuerdo ir sentado en el carrito del supermercado, en el Hogar Obrero, y verte cargar botellas y botellas de vino, de Asti Gancia y de gaseosas.
No recuerdo jugar con vos. Recuerdo el robot rojo a pilas que me trajiste de Italia, cuando viajaste con Romeo. Me querías llevar, pero mamá dijo que era muy chico. Recuerdo despedir el avión, que se elevaba gigante, hacia un cielo muy azul.
No recuerdo, viejo, nuestra última noche juntos. Ni qué comimos, o si me hablaste. Sí recuerdo tu cara roja, la falta de aire, tu corazón diciendo basta a la mañana.
No recuerdo si te lloré. Quizá sí, quizá no. Recuerdo a mamá eligiendo una camisa blanca, un pantalón de vestir y zapatos marrones para tu última cita en este mundo.
No recuerdo, viejo, si ya te dije feliz día.
Gabriel Forte.