Hay que inculcar el espíritu preventivo e instaurar la convivencia vial como un eje fundamental de un cambio cultural en beneficio de la vida. La vida moderna se ha hecho cada vez más compleja, tanto en las interrelaciones humanas como con el medio ambiente y su contenido. La vida cotidiana necesita del uso intensivo de todos los medios y soportes técnicos que la tecnología ha creado. Pero se han transformado en efectos no deseados de la tecnología cuando se utilizan mientras manejamos. Por ejemplo, como ocurre con el uso del celular.
La normalización que conlleva el uso de estas herramientas ha llegado a visualizarse como natural siendo uno de los principales causantes de siniestros en la vía pública, conjuntamente con el consumo de alcohol a la hora de manejar.
Los siniestros viales son causantes de muchas muertes en el orden mundial y, lamentablemente, son cifras que tienden a incrementarse año a año. Otras de las numerosas razones, también tiene que ver con la falta de responsabilidad en la circulación y la ausencia de conocimiento en la materia de tránsito, lo que se podría llegar a disminuir si se aplicaran políticas desde todos los niveles ejecutivos para la promoción y enseñanza de la educación vial según establece la Ley nacional de tránsito 24.449.
Es muy importante aprender sobre Seguridad Vial para fomentar y garantizar el respeto y la preservación de la propia vida y la de los demás usuarios. Los siniestros viales son la segunda causa de muerte a nivel mundial (OMS) entre jóvenes de de hasta 29 años de edad. Debemos aprender a manejar con prudencia reducir las velocidades y tener los cuidados en el recorrido que se realice, respetar lugares como colegios esquinas con mayor tránsito, y semáforos en intersecciones de alto tránsito y de mayor riesgo.
Transitar por la vía pública implica el conocimiento y respeto de las normativas que regulan y ordenan nuestro andar. Las disposiciones están para ordenar el tránsito, no solo vehicular, sino de pasajeros y peatones. Manejar un vehículo en la calle requiere de información cada vez más extensa. Los riesgos que trae aparejado este progreso (efectos no deseados de la movilidad) paradójicamente, son los accidentes o siniestros viales, el desequilibrio psíquico, la polución, la contaminación, etc. que ponen en peligro la existencia y la integridad de las personas.
A mayor crecimiento poblacional, mayor es el aumento potencial de riesgo. En Argentina en el año 2021 más de 150 mil personas se vieron afectados por accidentes viales entre fallecidos y accidentados traumatológicos. Estos efectos no deseados de la movilidad en gran parte se pueden prevenir con más educación, formación, y capacitación permanente. En Argentina hay habilitadas unas 400 escuelas de conducción y se supone que otras 400 escuelas sin habilitar. Lo que arroja, de acuerdo a la cantidad de habitantes que existen en Argentina (44 millones), 1 escuela de conductores cada 110 mil habitantes o más.
Generalmente, aprendemos a conducir en situaciones de riesgo, muchas personas aprenden con un familiar o alguien cercano, y algunas de esas experiencias son muchas veces bajo presión. El capacitador debe estar preparado, debe ser un profesional, sino solo aprenderemos a dominar una máquina. Es tiempo ya de que los distintos niveles de estados, nacionales como provinciales apliquen lo establecido en la Ley nacional de tránsito que es la formación vial como materia en todos los niveles de educación.
Sergio Adaro: Técnico Universitario en Seguridad Vial y Transporte.
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