Mientras Diputados se prepara para debatir esta semana en comisión el proyecto que busca limitar los decretos de necesidad y urgencia (DNU), el presidente de la Cámara, Martín Menem, junto al ministro del Interior, Lisandro Catalán, han comenzado a gestionar con gobernadores para que impulsen a sus legisladores a no aprobar la iniciativa. Hasta ahora, ese respaldo no alcanza −lo que podría postergar el tratamiento en el recinto−, aunque sí cuentan con los votos suficientes para mantener un veto presidencial.
El proyecto, que ya tiene media sanción del Senado, establece un plazo de 90 días de corrido para que los DNU sean aprobados “con mayoría absoluta” por las dos cámaras del Congreso. Ante el silencio del Congreso o el voto negativo de una de las dos cámaras, el DNU cae de manera automática. En la actualidad, los DNU rigen desde su publicación y, si el Congreso no se pronuncia, son convalidados, lo que se conoce como “sanción ficta”.
También alcanza para ratificarlos que una sola de las cámaras lo apruebe. Así lo establece la Ley 26.122, impulsada en 2006 por la entonces senadora Cristina Kirchner, en beneficio del presidente Néstor Kirchner. Desde que rige esa ley, el Poder Ejecutivo tiene más herramientas y facilidades para legislar que el Congreso.
Los números que todas las partes usan como base del cálculo de lo que podría pasar con la iniciativa es el de la votación que se registró en Diputados cuando la oposición pidió tratar el expediente sin dictamen. No logró la mayoría especial necesaria: sobre 231 legisladores (26 ausentes), 142 levantaron la mano a favor y 88, en contra. De repetirse ese esquema, el sostenimiento del veto está garantizado. Pero además el oficialismo descuenta que podría sumar algunos apoyos más entre los ausentes. En cambio, para conseguir que se rechace directamente el proyecto tienen que dar vuelta votos de un número más amplio de diputados. “En plena campaña, es difícil”, plantearon desde una gobernación que varias veces jugó aliada con los libertarios. “Hay gobernadores a los que no les gusta nada esa iniciativa, menos los que tienen posibilidades o aspiraciones de llegar a la Casa Rosada”, sostienen desde el interior. El tema fue parte de las conversaciones que Catalán tuvo con algunos de los mandatarios con los que se reunió, como el tucumano Osvaldo Jaldo, el catamarqueño Raúl Jalil y el salteño Gustavo Sáenz. Los diputados que responden al salteño rechazaron tratar el proyecto, mientras que los tres del tucumano estuvieron ausentes.
Por supuesto, alineados con la Casa Rosada están los socios electorales de La Libertad Avanza (LLA): Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco). Los libertarios también cuentan como propios los votos de los legisladores que responden al misionero Hugo Passalaqua y al sanjuanino Marcelo Orrego.
Desde ese sector califican a la iniciativa de “sin sentido” y sostienen que no solo afecta a la actual gestión, sino a los próximos gobiernos. Enfatizan que, en el caso del libertario, es todavía más necesario que el proyecto no avance porque, aun con un triunfo en octubre, no va a tener mayoría en el Congreso.
Para el oficialismo es clave poder frenar la iniciativa. La ponen en el mismo nivel de importancia que la aprobación del Presupuesto 2026.
En las conversaciones que vienen teniendo con gobernadores e incluso con diputados, los representantes del oficialismo subrayan que se encuentran con otra disposición al diálogo. “Hemos aprendido”, le aseguró un negociador a un mandatario e inmediatamente añadió que “después del 26 de octubre” podrán comprobar que es así.
Después de la promesa de auxilio financiero de los Estados Unidos, que descomprimió la crisis cambiaria, la capacidad de gestión política del oficialismo está en el centro del análisis.
En el bloque de mandatarios de Provincias Unidas hay posiciones diferentes. Los diputados que responden al correntino Gustavo Valdés y al cordobés Martín Llaryora ya votaron por la afirmativa cuando se intentó aprobar el proyecto, que en el Senado fue impulsado por la cordobesa Alejandra Vigo. En cambio, los legisladores alineados con Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut) y Claudio Vidal (Santa Cruz) no apoyaron.
Contexto
• Proyecto en Diputados: Esta semana se tratará en comisión una ley que busca limitar los decretos de necesidad y urgencia (DNU). Ya tiene media sanción del Senado.
• Cambios propuestos: Se exige que los DNU sean aprobados por mayoría absoluta en ambas cámaras en un plazo de 90 días. Si una cámara los rechaza o no se pronuncia, el DNU cae automáticamente.
• Ley vigente: La Ley 26.122 permite que un DNU siga vigente si al menos una cámara lo aprueba, o si el Congreso no se pronuncia (“sanción ficta”).
Claves políticas
• Motivación oficialista: El proyecto limitaría el poder del Ejecutivo, lo que preocupa especialmente a Milei, que no tiene mayoría legislativa.
• Importancia estratégica: El oficialismo considera esta ley tan crucial como el Presupuesto 2026.
• Cambio de tono: Se percibe una mayor disposición al diálogo por parte del oficialismo, especialmente tras el respaldo financiero de EE.UU.
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