El Tribunal Oral Federal en lo Criminal 2 autorizó esta tarde a la ex presidenta Cristina Kirchner el uso del balcón en el domicilio de San José 1111, en el barrio porteño de Constitución, donde cumple prisión domiciliaria por la causa Vialidad.
En la resolución, los jueces Jorge Gorini y Rodrigo Gimenez Uriburu sostuvieron que “el tribunal no ha vedado el uso y goce de ningún espacio específico de la arquitectura del inmueble en el que habita”, pero aclararon que “se espera de la solicitante el criterio, la prudencia y el sentido común suficientes para discernir en qué contexto el uso del balcón resultará una acción inocua y en cuál podrá implicar una perturbación para la tranquilidad y la convivencia pacífica del vecindario”.
Los militantes comenzaron a congregarse frente a la casa de Cristina Kirchner en el barrio porteño de Constitución desde la noche del martes 10 de junio de 2025, apenas se conoció el fallo de la Corte Suprema que confirmó su condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Desde entonces, distintas agrupaciones kirchneristas mantienen una vigilia permanente en la calle San José al 1100, con cánticos, banderas y muestras de apoyo. Incluso antes de que se hiciera pública la resolución judicial, ya había columnas movilizándose hacia su domicilio.
Esto dio lugar a la polémica por el uso del balcón de Cristina Kirchner durante su prisión domiciliaria generó reacciones tanto en el ámbito judicial como político. Sin embargo, no hubo una prohibición formal, sino -se aclaró ahora- una advertencia del Tribunal Oral Federal N.º 2 para que actuara con “criterio, prudencia y sentido común” al utilizar ese espacio, a fin de no perturbar la tranquilidad en el barrio donde vive la ex presidenta.
Desde sectores opositores y algunos medios, se cuestionó que pudiera usar el balcón como plataforma simbólica para mantener su presencia política, especialmente cuando saluda a militantes que se congregan frente a su domicilio.
La propia CFK bromeó ayer en su mensaje a los militantes movilizados a Plaza de Mayo al bromear con la posibilidad de quisiese salir a regar sus plantas en el balcón “si las tuviera”.
En resumen, más que una oposición institucional directa, lo que hubo fue un debate público y mediático sobre el impacto político de sus apariciones, con voces críticas y defensas encendidas desde ambos lados del espectro.
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