Aunque había sido cantado con anticipación, el reciente anuncio de Jorge Macri de desdoblar las elecciones porteñas de la de cargos nacionales, a celebrarse ambas el año próximo, fue leída en la Casa Rosada casi como la confirmación de una ruptura. La declaración de una guerra que, en rigor, es más buscaba por los libertarios que por los amarillos.
Asoma como hacedor de la estrategia porteña Mauricio Macri, el líder del PRO nacional, que culmina un año en el que pasó de ser aliado estratégico del gobierno de Javier Milei, aportando sus números en el Congreso para salvarle las papas al Presidente, a incipiente rival electoral. Porque la movida en CABA, en principio, alejaría la posibilidad de una alianza electoral entre el macrismo y los libertarios. Se reitera: “En principio”. Porque todavía puede correr mucha agua bajo el puente.
La decisión de los Macri de desdoblar llegó tras una advertencia tuitera de Milei: el PRO y LLA deberán ir juntos el año que viene en todos lados; de lo contrario, directamente separados.
Los macristas piensan lo mismo respecto a “ir juntos” pero entre los dos razonamientos hay una diferencia sustancial: para los amarillos debe darse una alianza electoral tradicional, con la lógica de las compensaciones y equilibrios de paridad; los violetas creen que el PRO ya es historia porque su electorado de base quedó absorbido por LLA y sus dirigentes sólo deben aceptar los términos que la Casa Rosada imponga. Una rendición, digamos.
UN FRENO AL AVASALLAMIENTO
Lo que hizo Jorge Macri es utilizar la única herramienta que tenía a mano para tratar de frenar el notable avasallamiento sobre él y su territorio que aceleró el mileismo desde que la inflación empezó a estar controlada: apelar a la autonomía del distrito para fijar la fecha de elecciones en las que se definirá la composición de la próxima Legislatura porteña. Por más que tenga estatus de gobernador, en definitiva el primo de Mauricio es un intendente y, como tal, sólo está obsesionado por el control de su Concejo Deliberante. Perder bancas implica debilidad.
Para Mauricio es otra cosa. Acaso por primera vez teme perder una elección en su pago chico desde 2007, cuando fue consagrado él mismo jefe de Gobierno. El PRO nunca tuvo allí una competencia real, amenazante. Desde la caída de Aníbal Ibarra, la mayoría del electorado porteño ha desdeñado al peronismo.
Pero ahora, La Libertad Avanza se ha tornado competitiva porque su génesis es antikirchnerista, como lo fue el macrismo, y por aquello del trabajo hormiga de los libertarios tratando de fagocitar a los dirigentes y a los votantes amarillos. Básicamente, los Milei quieren la CABA en 2027. Ser el reemplazo del PRO allí. Y ganar el año próximo asoma como una escala necesaria para eso.
Los Macri proponen con el desdoblamiento electoral que la campaña local se municipalice. Que se discuta la gestión del primo Jorge y, obviamente, la historia amarilla en la Capital.
Mauricio sería protagonista de la campaña electoral, casi un “sherpa” de su primo, para recordar cómo cambió la CABA desde su llegada al gobierno local. Se supone que Jorge es una continuación de eso, aunque en el medio estuvieron los ochos años muy bien valorados por la opinión pública porteña de Horacio Rodríguez Larreta, hoy totalmente alejado del PRO. Será interesante ver cómo se dibuja esa ausencia.
RIESGOS
Hay riesgos para aquella estrategia de municipalización: al cabo de un año, la gestión de Jorge muestra flaquezas que ya estarían evidenciando las encuestas reservadas que se manejan en el poder, con puntos preocupantes como la falencia en materia de Seguridad que evidencian las persistentes fugas de presos de varias comisarías.
En esta pelea, la Rosada hace la movida obvia: juega la “marca Milei”. La encargada de la estrategia es la hermana del Presidente, Karina, devenida en operadora política de la noche a la mañana. Es la jefa de hecho de LLA en la Ciudad, con algún alfil en la Legislatura que le hace la vida imposible al alcalde desde el mini-metro cuadrado de su banca.
¿Se meterá la Secretaria General de la Presidencia en una campaña focalizada sólo en el discurso de cuestiones locales? ¿Si se metiera, sin ser candidata, lograría nacionalizar un comicio que se realizará tres meses antes del nacional? ¿Gastará el Gobierno a sus postulantes “taquilleros” (Adorni, Bullrich) para cargos que el Presidente considera “menores” porque lo que realmente le interesa es aumentar sus bancas en el Congreso? Misterios.
LA IDEA DE SUSPENDER LAS PASO
El otro dato a tener en cuenta es el segundo anuncio de Jorge Macri del viernes: enviará a la Legislatura un proyecto para que en sesiones extraordinarias se debata suspender la Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) en la CABA, con la justificación de ahorrar 20 mil millones de pesos. En este punto coincide con el gobierno libertario, que quiere hacer lo mismo a nivel nacional y, se supone, enviará un proyecto de ley al Congreso para derogarlas. De hecho, para aprobar el proyecto Macri necesitaría los votos de LLA y demás aliados porque el PRO por si sólo no reúne los 40 necesarios.
En medio de la mencionada tirantez entre los espacios, este último dato fue leído en el mundillo político como un gesto para favorecer una negociación global entre el PRO y LLA, que se inicie a partir de esta coincidencia. ¿Negociación que hasta podría incluir la revisión de la idea de desdoblar la elección local? Se verá.
El PRO de Mauricio tiene un historia de reticencia a cambiar reglas electorales tan sobre la hora pero está claro que, para el caso de las PASO, ahora estarían dispuestos a un cambio de estilo. Casi un milagro porque hasta coinciden con el kirchnerismo, que ideó el sistema en 2009 y ahora estaría dispuesto a votar su caída por conveniencias coyunturales de Cristina Kirchner, hoy titular del Partido Justicialista (PJ).
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