Cuando aún no se repuso del tembladeral que originó la expulsión de Edgardo Kueider, el Senado de la Nación comenzó a transitar otro camino no menos polémico. Es que debe decidir qué hacer con las dietas de los legisladores, ya que el 31 de este mes vence una resolución que las había congelado.
En caso de que se derogue esa medida, cada senador comenzará a ganar 9,5 millones de pesos desde el 1° de enero a partir de la ley de enganche, que se aplicó durante el gobierno de Cristina Kirchner.
La vicepresidenta Victoria Villarruel informó que había solicitado que se tratara el congelamiento de las dietas, pero no hubo respuesta para incluirlo en el temario. “Espero que los senadores lo traten porque no soy senadora, no soy la que toma las decisiones”, se atajó la vice ante las previsibles críticas que le pudieran llegar desde la Casa Rosada.
“Deben estar a la altura de las circunstancias”, les marcó la cancha Villarruel. “Las dietas deben estar congeladas”, remarcó.
La decisión debe tener el aval del cuerpo y, en lo inmediato, el Senado no tiene previsto reunirse este año.
Frente a esa situación, se especula con la firma de una resolución de Villarruel prorrogando el congelamiento de las dietas hasta el 1 de marzo, cuando se inicie el período ordinario.
De acuerdo a diversos trascendidos, esa alternativa sería rechazada por varios senadores que quieren una actualización por debajo de la inflación. No está claro cuál sería el porcentaje.
Las dietas de los senadores aumentaron 400% en abril cuando se aprobó un sistema de actualización que llevó los sueldos de $ 1,9 millones a $ 7.867.171 millones en bruto, que con los descuentos quedó en $7.093510.
En agosto se reavivó la polémica cuando, ante un nuevo aumento paritario otorgado a los legislativos, los sueldos de los legisladores fueron llevados a más de $ 9 millones. Frente a la presión social, los senadores tuvieron que suspender la aplicación y se mantuvo el sueldo acordado en abril.
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