El presidente Javier Milei sorprendió al redoblar su ofensiva en defensa del senador destituido Edgardo Kueider, calificando de “inválida” la sesión en la que se resolvió su expulsión. A su vez, dejó entrever que podría impulsar la remoción de la vicepresidenta Victoria Villarruel por “incumplimiento de deberes de funcionario público”.
El conflicto surgió tras la detención de Kueider en Paraguay con 200 mil dólares sin declarar, lo que derivó en una sesión exprés del Senado que selló su destino político. Sin embargo, Milei argumenta que dicha sesión vulneró la Constitución al producirse en un contexto de acefalía transitoria: mientras él estaba en Europa, Villarruel ocupó simultáneamente los roles de presidenta interina y titular del Senado, lo que, según el mandatario, violenta la división de poderes.
Desde Italia, Milei aseguró que “la sesión fue inválida porque la Dra. Villarruel asumió roles incompatibles”. Agregó que se podría “repetir el proceso”, aunque reconoció que la destitución de Kueider cuenta con un amplio consenso en el Senado.
Kueider, quien llegó al Congreso de la mano del kirchnerismo pero rápidamente se alineó con el libertarismo, fue un actor clave para aprobar la Ley Bases. Su voto y presencia en el recinto inclinaron la balanza en el empate que definió Villarruel, consolidando su importancia estratégica para el oficialismo.
Ante la crisis, el equipo de comunicación del Gobierno intentó desvincular a Kueider del actual espacio libertario, pero las declaraciones del propio presidente evidencian la alianza política: “Todos queremos a los Kueider ¡afuera!, pero la ley debe respetarse”, dijo Milei, mientras su entorno estudia posibles medidas legales para reincorporar al senador.
El presidente también señaló un supuesto incumplimiento de Villarruel al no asumir como presidenta interina en su ausencia, algo que, según Milei, “dejó vacante la titularidad del Ejecutivo”. Este reproche, que escaló públicamente, generó tensiones en la interna oficialista, con rumores sobre un distanciamiento entre ambos líderes.
Por su parte, Villarruel guarda silencio, mientras que sectores de la oposición la acusan de actuar en connivencia con Milei para retrasar su salida del país y entorpecer el funcionamiento del Senado.
Desde su detención, la defensa de Kueider insiste en que su destitución fue irregular y exige su reincorporación. Aseguran que la falta de liderazgo claro en el Ejecutivo durante la sesión invalida todas las decisiones tomadas.
Con este nuevo capítulo, el Gobierno enfrenta una tormenta política que amenaza con agrietar su base de apoyo en el Congreso. La pulseada entre Milei y Villarruel pone en evidencia las tensiones internas del oficialismo, mientras la oposición sigue de cerca cada movimiento en esta intrincada trama de poder.
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