En los últimos meses, las expectativas de los jóvenes argentinos, especialmente aquellos menores de 35 años, han experimentado un cambio radical. Si en el pasado reciente este segmento de la población se mostraba como el más pesimista respecto al futuro del país, ahora su mirada hacia el largo plazo se ha renovado, adoptando una visión más optimista, al igual que otros grupos etarios. Este giro en las expectativas no solo refleja un cambio de actitud, sino también una transformación en la manera en la que los jóvenes se informan, se involucran políticamente y se proyectan en el futuro.
Según los resultados de la encuesta de noviembre realizada por el Estudio Isasi-Burdman, un 51% de los argentinos considera que el 2025 será un mejor año económico que 2024. Lo sorprendente es que este optimismo no tiene un sesgo significativo de edad: todos los grupos etarios, incluidos los sub-35 -que representan el 40% del padrón electoral en Argentina-, comparten la misma visión esperanzadora. Este cambio de mentalidad es un claro indicador de que los jóvenes argentinos han dejado atrás el pesimismo y ahora se sienten parte de una nueva etapa, con expectativas más altas para el futuro.
Este giro en la mentalidad de los jóvenes no solo tiene que ver con la política, sino también con la economía. Los sub-35, que anteriormente eran conocidos como la “generación del clima” debido a su interés por temas ambientales y sociales, han pasado a ser la “generación de la economía”. Según el informe, los jóvenes ahora están más enfocados en mejorar su situación económica individual, priorizando la estabilidad financiera y la proyección a largo plazo. Este cambio refleja una creciente preocupación por sus propias posibilidades de progreso y éxito, lo que se traduce en un enfoque más individualista y pragmático en términos económicos.
Otro aspecto relevante es la aparición de una identidad política vinculada a figuras como Javier Milei y Donald Trump. Según el estudio, un 53% de los argentinos tiene una imagen positiva de Milei, y un 42% la tiene de Trump. Entre los jóvenes, la proporción es aún mayor: el 37% de ellos se identifica con los discursos de estos líderes. Esta identidad “mileitrumpista” se caracteriza por un enfoque más conservador en temas como el feminismo, la familia tradicional y la inmigración, y se ha nutrido de la influencia de las redes sociales, que han permitido a estos jóvenes organizarse y difundir sus mensajes sin las restricciones de los medios tradicionales.
La adhesión a estas figuras políticas no solo responde a una afinidad ideológica, sino también a una admiración por los modelos de liderazgo fuerte y disruptivo que representan.
En un contexto global de ascenso de las nuevas derechas, los jóvenes libertarios en Argentina están adoptando una postura similar, practicando una militancia digital que rechaza los formatos tradicionales de participación política. Para los sub-35, la pobreza es el mayor problema del país (27%), seguida por la corrupción (19%), en tercer lugar la inflación (16%), inseguridad (14%) y desempleo (11%). No entran en los primeros 10 lugares de ese ránking temas medioambientales o de género, una característica que destacan en el informe.
Viviana Isasi, Magíster y Licenciada en Comunicación, quien lidera el estudio, explicó que este apoyo no solo se debe a las políticas específicas, sino a un cambio cultural que ha llevado a los jóvenes a ver el futuro de manera diferente. “Es una sociedad nueva, con otras miradas, con otras prioridades, con otras aspiraciones”, concluye. Los sub-35 ahora proyectan un futuro más estable y próspero, y se sienten más seguros de que pueden alcanzar sus metas sin tener que emigrar.
Por eso, el panorama de los jóvenes sub-35 en Argentina ha cambiado drásticamente en los últimos meses. Si antes se veían como la generación más pesimista y con intenciones de emigrar, hoy están más comprometidos con su futuro en el país, más informados y más optimistas respecto al futuro económico. Este cambio de actitud, alimentado por la participación política, el consumo de información digital y el creciente apoyo a las políticas del Gobierno, refleja una transformación profunda en la sociedad argentina. Los sub-35 están ahora más preparados para enfrentar los desafíos del futuro y contribuir al desarrollo del país, con una nueva visión de la economía y la política que los posiciona como actores claves en los años venideros.
El optimismo de los jóvenes, especialmente los menores de 35 años, es uno de los aspectos más destacados de esta última medición. Isasi destacó que “los sub-35 le cambiaron mucho el voto a su familia y amplificaron estos discursos, porque son innatos de las redes sociales y están mucho más involucrados de lo que se pensaba”.
Según Isasi, los jóvenes han dejado de ser una generación desencantada que temía por su futuro en el país, para convertirse en un grupo que, aunque aún no participa activamente de la militancia partidaria, se ha involucrado profundamente en causas políticas y sociales.
Este cambio también se refleja en la intención de quedarse en el país. En julio pasado, solo el 23% de los argentinos recomendaba a un joven menor de 35 años que permaneciera en el país, mientras que actualmente este porcentaje ha ascendido al 37%. Para Isasi, esto es una señal de que los jóvenes ahora visualizan un futuro más prometedor en Argentina y sienten que pueden tener oportunidades de desarrollo profesional y personal dentro del país.
Compartir