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INFORME DE LA UNIVERSIDAD DEL ESTE

Pese a los números optimistas del Gobierno, el ajuste continuará en 2025

El Presupuesto contempla crecimiento, una fuerte baja de la inflación y superávits gemelos. Pero tanto la economía mundial como la interna podrían torcer esas proyecciones. El consumo seguiría a media máquina.

El Presupuesto 2025 presenta proyecciones que, aunque optimistas, dependen de numerosos factores internos y externos que escapan al control del Gobierno. Las expectativas de crecimiento están cimentadas en un contexto de ajuste que promete continuar en el próximo año. Las dudas de los mercados ante la estrategia del equipo económico de Javier Milei, sumados a la incertidumbre internacional y a los datos que sugieren un consumo privado en descenso, marcan un panorama complejo para la economía argentina. 

En este sentido, 2025 se perfila como un año crucial para enfrentar un entorno económico que, a pesar de las promesas de recuperación, puede seguir enfrentando serios desafíos. La capacidad de equilibrar el ajuste fiscal con el crecimiento será un tema central en la agenda económica, y el éxito o fracaso del Presupuesto podría tener repercusiones significativas para el futuro del país. 

Según se desprende de un estudio elaborado por el Instituto de Economía Aplicada de la Universidad del Este, la falta de detalles sobre la orientación económica y la reafirmación del compromiso con el equilibrio fiscal sugieren que el ajuste en la economía argentina no solo continúa, sino que se profundiza. 

Caída del PBI 

El Presupuesto prevé una caída del Producto Bruto Interno (PBI) del -3,8% para el año 2024, seguida de un optimista rebote con crecimiento del 5% en 2025. Sin embargo, estas proyecciones se sustentan en supuestos que generan preocupación. 

La inversión se estima que crecerá un impactante 9,9% y las exportaciones un 7,7%, mientras que el consumo privado solo alcanzaría un crecimiento del 4,5%. Más alarmante es la proyección que, para 2025, el consumo privado se situará dos puntos por debajo de los niveles de 2023, lo que sugiere que el Gobierno no espera una recuperación significativa del poder adquisitivo de la población. 

La proyección de crecimiento se apoya en la esperanza de un aumento en la inversión y las exportaciones, pero ambos factores dependen en gran medida de la situación internacional. En septiembre, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) anunció una reducción de su tasa de referencia en 0,5%, superando las expectativas de un recorte más moderado de 0,25%. Este movimiento sugiere un alto riesgo de recesión global, lo que podría afectar negativamente las proyecciones macroeconómicas argentinas. Además, China también ha recortado sus tasas, reflejando una tendencia de desaceleración que puede impactar en la demanda de productos argentinos, revela el informe. 

El Gobierno prevé que tanto la inflación como el tipo de cambio se comporten de manera paralela en 2025, con un incremento proyectado del 18,3% para ambas variables. 

Esto significaría que el dólar alcanzaría los $1.207 a fines de 2025. La estrategia cambiaria contempla un tipo de cambio móvil del 2% inalterado hasta mayo de 2025, para luego reducirse al 1% mensual. Sin embargo, esta premisa plantea interrogantes. Si el Gobierno decide no levantar el cepo cambiario, se arriesga a enfrentar serios problemas de reservas. Por otro lado, un levantamiento sorpresivo del cepo podría desmentir las proyecciones inflacionarias y generar aún más desconfianza en la población. 

En el marco del ajuste fiscal, el proyecto establece que los ingresos que superen lo presupuestado no se destinarán a aumentar el gasto público, limitando los aumentos solo a los gastos indexados por ley, como jubilaciones. Esto implica que los gastos discrecionales sufrirán un recorte mucho mayor al que el proyecto inicialmente sugiere, dejando a la inversión pública y al apoyo social en un estado de vulnerabilidad. 

El superávit comercial proyecta do es otro pilar del presupuesto, con exportaciones esperadas de U$S104.030 millones e importaciones de U$S94.512 millones. Esto representaría un incremento del 56,2% respecto al promedio de los últimos diez años y del 33,8% respecto al año actual. Sin embargo, estas cifras parecen excesivamente optimistas. 

Mayores rendimientos 

La Bolsa de Comercio de Rosario estima que los mayores rendimientos en la cosecha de granos podrían aportar entre U$S2.000 y 4.000 millones de dólares, lo que no sería suficiente para alcanzar las proyecciones del Gobierno. Para lograr estos objetivos se necesitarían incrementos significativos en otros rubros, que resultan inciertos en un contexto global muy volátil. 

En cuanto a las importaciones, el Gobierno proyecta un crecimiento del 13,4% en valor, que correspondería a un aumento del 14,2% en cantidades y una caída del -0,7% en precios. Sin embargo, estos cálculos parecen excesivamente optimistas, dado que se basan en un crecimiento del PBI del 5%. La elasticidad de las importaciones, estimada en 2,8, resulta preocupante. Las recuperaciones económicas anteriores han mostrado elasticidades más altas, sugiriendo que el crecimiento de las importaciones podría llegar hasta el 25%. 

El informe remarca “inconsistencias” en el proyecto de Presupuesto entre el crecimiento, las expectativas de la balanza comercial y el régimen cambiario-inflacionario. Se sobreestiman las exportaciones y se subestiman las importaciones para el crecimiento dado. Esto indica que el resultado de la balanza comercial no será suficiente para sostener el régimen de tipo de cambio actual. Incluso asumiendo un crecimiento mucho menor, se necesitaría un desempeño extraordinario del sector externo para lograr el saldo de U$S20.000 millones que se proyecta. Si esto no se cumple, es probable que la inflación sea mucho mayor a la programada, generando un ajuste sobre las partidas de gasto discrecional y mayores dificultades para la recuperación económica.