El Gobierno de Javier Milei atraviesa un momento difícil. Diversas encuestas de opinión e indicadores que monitorean el pulso social muestran el desgaste de la gestión. Además, hubo medidas concretas que lesionaron los números oficiales.
La confianza en el gobierno de Milei sufrió en septiembre la caída más pronunciada desde que el libertario llegó a la Casa Rosada. El dato pertenece a un estudio de la Universidad Torcuato Di Tella, en el que se señala que el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) de septiembre decreció un 14,8% respecto a agosto de 2024. La cifra está por debajo de la que obtuvieron al cumplir nueve meses en el poder Mauricio Macri y Alberto Fernández.
A ello se suma la nube de palabras que elaboró Poliarquía, que revela que, cuando le preguntan a la gente quiénes son los responsables de que haya poco trabajo y muchas familias no puedan llegar a fin de mes, el nombre más grande que aparece es el de Milei.
En tanto, un trabajo de Shila Vilker y Trespuntozero muestra que el veto de la ley de movilidad jubilatoria marcó un punto de inflexión en la imagen del presidente Milei. Lo ocurrido esos días activó un descontento que se venía notando en el humor social.
“La esperanza se termina con el último paquete de fideos”, dijo Raúl Timerman. Y Vilker agregó: “Crecen los indicadores de antipolítica, es decir, de la gente que se enoja con Milei por sus acciones, lo que intensifica el sentimiento de rechazo a la política”.
Temas sensibles
Estas señales, para un Gobierno que carece de capital institucional, representan una fuerte alarma, dado que la adhesión que exponen las encuestas son su principal respaldo. Lo cierto es que el jefe de Estado empezó a entrar en conflicto con temas de alta sensibilidad en la sociedad. Así, anticipó su intención de vetar la Ley de Financiamiento Universitario.
En esa línea, se espera una nueva Marcha Federal Universitaria en los primeros días de octubre por parte de la comunidad educativa, que podría alcanzar el volumen que tuvo en abril e incluso superarlo.
Augusto Reina señaló que “en todos los estudios de opinión pública, las universidades se destacan como las instituciones públicas con mejor imagen y reputación en Argentina”.
Dado que “el ideal de la educación y la movilidad social está fuertemente ligado a las universidades”, cuando Milei cuestiona estas instituciones, “está entrando en conflicto con una figura que es sensible y potencialmente conflictiva en la opinión pública”, dijo el analista. “Esto implica que tiene mucho que perder en este enfrentamiento, más que ganar”, sentenció.
El eventual veto aumentaría ese desgaste progresivo “que ya empezó hace como por lo menos dos meses”, según Carlos Fara. Se trata de una “reacción frente a un valor importante para la sociedad argentina, en particular para sectores medios que seguramente votaron en su mayoría a Milei en el balotaje”, agregó el analista. Y definió: “El Gobierno está muy focalizado en el tema inflacionario, que es importante, pero la principal preocupación hoy de la gente pasó a ser el tema del desempleo”. En ese marco, “se pierde el foco y se paga con costos innecesarios”.
El tema del financiamiento universitario sacó a la luz la capacidad del Gobierno de actuar de manera programática en abril, cuando “cambió el relato a medio camino” tras la movilización social, recordó el analista. Podría esperarse, esta vez, una situación similar.
Un sistema roto
Sin embargo, para Pablo Touzón, hay que ser “menos drásticos”. Explicó que las cifras responden a un factor estructural, en el que hay un “sistema político detonado” donde todos los partidos vieron caídas en la opinión, y hoy tienen una imagen peor que la de LLA.
Si bien la situación “todavía no es tan dramática”, el problema es que la “única variable” de Milei “es su popularidad”. Pero lo cierto es que “si él tiene una erosión, los otros tienen más”, lo cual significa que la dificultad, en el fondo, es sistémica.
La educación “no es un detonador de una especie de rebelión”, aunque sí afecta “un poco más que antes” porque la “idiosincrasia excéntrica” de Milei alcanzó cierto grado de “rutinización”. “Tenuemente, la primavera se acabó”, sintetizó Touzón.
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