Fabiola denuncia a Fernández por violar las restricciones judiciales
La ex primera dama dijo que el exmandatario sigue hostigándola y se prepara para ratificar sus dichos ante el fiscal.
Alberto Fernández podría sumar una nueva causa penal por “desobediencia” si se comprueba que el expresidente violó la restricción que le impuso la Justicia la semana pasada, cuando su su expareja, Fabiola Yáñez, lo denunció por actos de violencia de género presuntamente cometidos cuando ambos convivían en la Quinta de Olivos. Según alega la ex primera dama, el exmandatario siguió hostigándola a pesar de que el juez Julián Ercolini le había prohibido todo contacto con la denunciante. Es decir, que cesara el hostigamiento por cualquier tipo de comunicación directa o indirecta. Algo que el exjefe de Estado no habría cumplido, de acuerdo a los dichos de Yáñez que podrían ser ratificados en la audiencia virtual pautada para mañana.
La mamá de Francisco Fernández denunció que los días 6 y 7 de agosto -con la causa ya en curso- continuó recibiendo mensajes desde el teléfono del expresidente y de terceras personas, aun cuando al expresidente se le habían notificado las medidas cautelares que pesaban sobre él. Además de prohibirle acercarse a Yáñez y salir del país, se le ordenó “que cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa o indirectamente, realice hacia Fabiola Andrea Yáñez, tanto en el espacio analógico como en el digital”. Y se le pidió “la promesa de someter al procedimiento y de no obstaculizar la investigación”.
Las medidas precautorias adoptadas por el juzgado responden a “los graves hechos denunciados” por Fabiola Yáñez, “sumado al contacto amenazante que ha expresado que ocurrió actualmente”.
La comunicación que habría intentado el expresidente fue en línea con el “acoso” que la ex primera dama había denunciado y que calificó de “terrorismo psicológico” al dar inicio a la causa penal por lesiones leves reiteradas.
Pese a lo dispuesto por la Justicia, Fernández habría continuado con el hostigamiento. Así lo advirtió la ex primera dama ante la fiscalía, donde puntualizó que los días 6 y 7 de agosto, con la causa en curso y las medidas restrictivas ya dictadas, el expresidente habría continuado escribiéndole en tono amenazante e intimidatorio.
Según informó ante la fiscalía, la exprimera dama “recibió mensajes directos de su supuesto agresor Alberto Fernández y comunicaciones de terceros a requerimientos de él”. En el dictamen fiscal se especificó que fueron mensajes “intimidatorios que estaría recibiendo en su celular desde el abonado perteneciente al denunciado”.
Secuestro de dispositivos
Fue a raíz de esa declaración que el fiscal Carlos Rívolo pidió secuestrar el viernes el celular, la tablet y un pendrive del expresidente, de donde podrían surgir derivaciones tanto del caso Fabiola como de otros que inquietan a políticos, funcionarios y miembros de los tres poderes, ante la seguridad de que Alberto “no borraba ningún mensaje”.
Ante la presunción de que el hostigamiento contra Yáñez habría continuado, en la Justicia advirtieron que “esto demuestra que a pesar de las medidas que impuso el juez y notificó personalmente al denunciado para que cesara las perturbaciones e intimidaciones tanto directa como indirectamente por cualquier medio hacia la víctima, habría persistido en su actitud incumpliendo la manda judicial, toda vez que habría continuado hostigando a la víctima a través de mensajes enviados desde su teléfono y/o mensajes”.
La Justicia federal sospecha que dentro de los dispositivos electrónicos que posee Alberto Fernández, “podrían existir tanto elementos de prueba fundamentales para corroborar los hechos denunciados como así también los elementos para determinar si el agresor incumplió con las medidas cautelares impuestas”. De comprobarse el hostigamiento aún cuando había medidas restrictivas dictadas, el exjefe de Estado podría enfrentar otra causa penal por violar una orden judicial. La pena en este caso va desde 15 días a un año de cárcel.
Declaración y querellante
Se prevé que la ex primera dama ratifique esta nueva denuncia mañana, en la audiencia virtual convocada por la fiscalía y que ella realizará desde Madrid. En esa cita, que solo podría postergarse por algún motivo “puntual” que presente Yáñez, se prevé que la expareja de Fernández se presente como querellante patrocinada por su flamante abogada, Mariana Gallego, que todavía no fue formalmente presentada en el expediente.
Se espera que hoy Yáñez se comunique con el consulado de la Argentina en el país europeo y a través de esa vía le entregue el poder a Gallego para que la represente en la causa. En tanto que se prevé para mañana la ampliación de la denuncia de la ex primera dama contra el expresidente.
Según fuentes judiciales, la decisión de Yáñez de presentarse como querellante implica que no solo aportará detalles de las agresiones que denuncia que sufrió por parte del expresidente, sino que además podría intervenir de manera permanente, tanto con el impulso de la investigación como con la presentación de pruebas y propuesta de testigos, entre otras medidas.
Según fuentes al tanto de la investigación, la ex primera dama ratificará en sede judicial que el exjefe de Estado, en ejercicio de su cargo, la golpeó hasta lastimarla en al menos tres oportunidades.
Dos de los episodios que describiría Yáñez son ya bastante conocidos debido a que ella se sacó fotos y se las envió, a través de Whatsapp, al celular de quien era la secretaria privada de Fernández, María Cantero. En una de las imágenes que se viralizó se la ve con un ojo morado. Como ya le adelantó a la Justicia en declaraciones preliminares, afirmaría que eso le ocurrió tras recibir una piña lanzada por Fernández hacia su rostro. En otra foto, se la ve con uno de sus brazos también con moretones. Esas heridas, según ella, fueron producidas porque el entonces presidente la zamarreó con fuerza.
El tercer episodio de violencia de género sobre el que estaría dispuesta a abundar a Yáñez es todavía más fuerte. Es el que afirma que Fernández, en otra discusión acalorada, le pegó una patada en la panza mientras ella estaba embarazada del hijo de ambos, Francisco, que hoy tiene 2 años. Este último ataque también habría quedado registrado debido a que ella lo comunicó al entorno del expresidente, por lo que habría pruebas de él en un dispositivo electrónico. No se descarta que las imágenes estén guardadas en uno de los equipos que la Justicia le secuestró a Alberto Fernández.