Los salarios suman seis años seguidos de pérdida del poder adquisitivo
Nadie logró poner plata en el bolsillo de la gente. Si sumamos las gestiones de Alberto Fernández y Mauricio Macri el deterioro supera el 25%. En el inicio del gobierno de Javier Milei, la inflación profundiza esta tendencia.
Los salarios, jubilaciones y pensiones vienen perdiendo por goleada contra una inflación que solo en los últimos dos meses marcó 25,5% (diciembre) y 20,6% (enero). Esto quiere decir que la otrora pujante clase media argentina viene resignando espacios frente a la avanzada implacable de una inflación que corroe los bolsillos.
Pero la caída no es exclusividad de los dos primeros meses de gobierno libertario de Javier Milei. Lejos de “poner plata en el bolsillo de la gente”, los últimos dos períodos presidenciales, con Alberto Fernández (Frente de Todos) y Mauricio Macri (Cambiemos), acumularon un deterioro del poder adquisitivo superior al 25%.
Hoy el salario real está en niveles de septiembre de 2003, en plena crisis postcorralito, ya durante el gobierno de Néstor Kirchner.
Según datos del INDEC, el Índice de Salarios subió el año pasado 152,7%, lo que lo ubicó por debajo de la inflación minorista, que ascendió a 211,4%.
Los salarios de los trabajadores privados registrados subieron 165,8%, los de los empleados públicos 148,6% y los de los trabajadores no formalizados 115,3 %, informó el organismo.
Este resultado se obtuvo luego de que en diciembre el Índice de Salarios subiera solo 8,9% contra una inflación del 25,5%. Aún resta que el organismo difunda el dato salarial de enero, contra una inflación del 20,6%.
Pero, en el último mes del año pasado, los sueldos de los empleados privados aumentaron 11%, los de los públicos 5,5% y los de los trabajadores sin registrar el 7,5%.
Así, en diciembre los salarios sufrieron una pérdida mensual en términos reales del 13,2% en promedio (y -18,9% interanual).
A lo largo del año la caída promedio del salario de la economía fue de -3,7% interanual, marcando el sexto año consecutivo de pérdida del poder adquisitivo. El deterioro fue común a casi todos: los salarios del sector privado registrado cayeron -2,3% interanual en promedio, mientras que la caída llegó a -16,4% interanual en promedio de los no registrados.
Los salarios del sector público mostraron una estabilidad en el promedio de 2023 (+1,1% interanual). En el caso de los trabajadores informales, el salario publicado tiene un rezago de aproximadamente cinco meses, por lo que la caída resultará con seguridad más abultada. No obstante, hasta julio, el período comparable, la perdida era en torno a 13%, ya significativamente mayor que la de los trabajadores registrados, con una estabilidad de 0,5% en aquel momento.
Si bien hay sindicatos -en algunos casos importantes- que van logrando acuerdos virtualmente indexados a la inflación pasada, no será este el escenario de todos los trabajadores, aun de los que están bajo el paraguas de algún gremio.
Un estudio de Ecolatina revela que el resultado de esto será una continuidad del deterioro del poder adquisitivo a lo largo del verano, que será de superior a 10%, pero que además profundizará la disparidad salarial entre distintos sectores.
Tomando como base el dato de los salarios privados de trabajadores estables (RIPTE), la contracción mensual fue la más importante de la serie que se inicia en 1994, dando cuenta de un salario real que volvió a niveles de septiembre 2003.
De estos números se desprende que no se logró poner plata en el bolsillo de la gente, y tomando como referencia los cuatro años del gobierno de Alberto Fernández, el salario real de la economía cayó alrededor de 11%. Si sumamos los cuatro años previos de Macri, el deterioro supera el 25% y, según las proyecciones, no será precisamente 2024 un año en que esto se revierta.
El shock nominal que significó la devaluación y que continuará con las sucesivas subas de tarifas y precios regulados se trasladará a la dinámica salarial. El resultado será una continuidad del deterioro del poder adquisitivo.
Si la recesión no permite el traslado a precios en algún sector en particular, la remuneración de dicho sector será menor y se convertirá en una señal para que los trabajadores busquen otros empleos mejores pagos. La liberación de los precios también tiene este aspecto, y busca que los precios -en este caso los salarios- sean informativos acerca de qué tan productivo para una sociedad es un determinado sector.
Por este motivo, habrá cierta disociación entre el derrotero del salario real hacia dentro de los trabajadores registrados. Los privados continuarán siguiendo de cerca, con vaivenes, a la inflación gracias a que la vigencia de las paritarias seguirá siendo acotada en ausencia de una pauta salarial.
Por su parte, los trabajadores públicos sufrirán un deterioro mayor producto del ahorro del gasto que pretenderá hacer el Gobierno en sus diferentes niveles.
Finalmente, el estudio revela que no habrá una recuperación en los trabajadores informales. En definitiva, todos perderán ante la inflación, pero algunos más que otros.
Cae fuerte el consumo y se deteriora el poder de compra en niveles récord
El poder adquisitivo se desploma a un ritmo acelerado en medio de la fuerte suba de precios que soporta la Argentina desde hace meses.
Entre diciembre y enero, el costo de vida se disparó
50 por ciento, con fuertes remarcaciones en alimentos, bebidas y productos de higiene.
Ante este escenario, que se refleja en un hundimiento del consumo de productos de primera necesidad, las proyecciones de las consultoras ya hablan de una caída del Producto Bruto, que ya se nota en sectores como la industria y la construcción.
El deterioro del poder de compra de los ingresos de los trabajadores ya alcanza niveles récords, como consecuencia de que las paritarias corren de atrás
a la escalada de precios.
Un informe de la Fundación Capital advierte que en los próximos meses se verá una caída adicional en el poder de compra de los salarios, tanto del
sector privado formal como de los ingresos informales.
“El ingreso real de los trabajadores formales en diciembre de 2023 tocó mínimos desde la crisis del 2002. Frente a lo que podría ser el séptimo año de caída en el poder de compra de las familias, se enciende una luz de alerta que podría ser un freno a la política económica, más aún si la recuperación se demora en llegar”, indicó esa entidad.