Los habituales interlocutores del gobierno estuvieron atentos todo el fin de semana. Se había acordado que hablarían durante el feriado de carnaval con algunos funcionarios para afinar cuál sería la propuesta que acercaría la Provincia a la mesa paritaria y establecer el aumento salarial que regirá para este mes. Pero esos contactos, finalmente, no se produjeron.
La idea que habían anticipado tanto fuentes ligadas al oficialismo como a los sindicatos estatales era que hoy alumbraría una propuesta de aumento. Sin embargo, esta chance comenzó a ser puesta en duda frente a la comentada falta de contactos entre las partes.
Ayer comenzaba a trascender la versión de que quizás la semana corta conspirara contra la posibilidad de que el Ejecutivo redondeara una oferta. Acaso también terminara pesando que hoy el INDEC dará a conocer un dato clave para esta negociación: el número de la inflación de enero.
En diciembre ese índice se ubicó en el 25,5 por ciento y distintas estimaciones de consultoras privadas señalan que ese número podría tener un descenso para ubicarse alrededor del 20 por ciento en el primer mes del año.
Se trataría de una curva descendente que habrá que ver si se mantiene durante el mes en curso, tal como espera el gobierno de Javier Milei. El número de inflación es un insumo clave para la negociación salarial en la Provincia porque establece un parámetro para ambas partes. Los gremios pretenden que la oferta se acerque a ese guarismo.
El gobierno de Axel Kicillof dispuso para enero un aumento del 15 por ciento que sumó a otros 10 por ciento con aplicación a diciembre. Ayer fuentes oficiales no descartaban que surgiera para febrero una propuesta parecida cuya modalidad de aplicación no trascendió.
Lo que en cambio parece adoptar el formato de certeza es que la negociación podría ser mensual, al menos en este contexto de elevada inflación. La oferta que formulará la Provincia tiene, además del porcentaje final, un costado sensible. Y es el que tiene que ver con que será el aumento con el que buscará convencer a los gremios docentes de que comiencen las clases sin conflicto.
En sus primeros cuatro años de gestión Kicillof logró una marcada paz social con los sindicatos a fuerza de mejoras en los sueldos que se acercaron a la inflación. Pero ahora las cosas han cambiado, fundamentalmente, porque los recursos que llegan a la Provincia son sensiblemente menores que los que fluían durante la gestión de Alberto Fernández.
La motosierra de Milei es un elemento determinante y nuevo para esta etapa de negociaciones paritarias.
Si bien los sindicatos docentes se muestran alineados políticamente a Kicillof, es altamente probable que un conflicto a nivel nacional termine por repercutir en el inicio de clases en el principal distrito del país.
De hecho, los sindicatos están en pie de guerra frente a la decisión de la Casa Rosada de no enviar a las provincias el Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), que es un complemento salarial que se paga con fondos nacionales y que para los maestros sin antigüedad representa hasta el 10 por ciento de sus ingresos.
Kicillof usó fondos propios para tapar ese bache, pero ya anticipó que el mes que viene no podrá hacer frente a esa obligación. En ese contexto de turbulencias, los gremios docentes y estatales aguardan una propuesta formal de la Provincia que, quizás, recién alumbre hacia fines de esta semana o recién durante la próxima.
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