Había cierta inquietud en las organizaciones sociales desde la semana pasada, más allá de la conflictividad habitual en la relación con el gobierno de Javier Milei. Hasta última hora del viernes 2, ninguno de los dos programas más importantes a través de los que se pagan los planes sociales habían recibido ni un solo peso: ni para el Potenciar Trabajo ni para Políticas Alimentarias, coloquialmente conocido como la Tarjeta Alimentar.
“La fecha es el 5, ahí veremos”, coincidían en off un dirigente social que cultiva el diálogo con un piquetero de izquierda que suele cortar calles y liderar protestas. Finalmente, la fecha fue el 4, porque a primera hora de este domingo en la página oficial Presupuesto Abierto se pudieron ver los giros realizados a ambos
En total, se transfirieron más de $ 243.000 millones a los dos programas que dependen de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. En el caso del Potenciar Trabajo, se trata de un universo de 1,2 millones de beneficiarios; la Tarjeta Alimentar repercute en alrededor de cuatro millones de personas.
Para el Potenciar Trabajo, que le paga a los beneficiarios medio salario mínimo vital y móvil por mes ($ 78.000), se le giraron exactamente $ 110.993 millones, mientras que la Tarjeta Alimentar ($ 69.000 para una familia tipo con dos hijos) recibió fondos por $ 132.347 millones. Para todo el año, entre ambas partidas, se prevé que reciban $ 2,1 billones: $ 1,025 billón en el caso del Potenciar Trabajo y $ 875.000 millones la Tarjeta Alimentar.
Sumadas ambas cifras representan un equivalente a $ 7.147 millones por día durante los primeros 34 días del año. Teniendo en cuenta que el dólar promedio oficial durante enero fue de $ 818,34, representa une erogación de casi u$s 300 millones solo en el primer mes de gestión completo de Javier Milei: exactamente $ 297,36 millones.
El número va un poco detrás en comparación con el gasto que el presidente heredó de la gestión kirchnerista: en 2023 se gastó el equivalente a US$ 5.928 millones contemplando un dólar promedio de $ 295,20. Pero sigue siendo un nivel de inyección de fondos importantes, sobre todo porque el mecanismo de transferencia, al menos hasta ahora, sigue siendo el mismo que se implementaba durante el gobierno de Alberto Fernández.
“Es todo igual, lo que hay es una unidad de verificación y seguimiento que controla que los beneficiarios cumplieron las tareas que les corresponden, acordadas con la unidad ejecutora, que paga los fondos, y una unidad de contralor, que pasa el presentismo”, sostiene una fuente del sector respecto al funcionamiento del sistema.
Eso significa que las organizaciones sociales como el Polo Obrero, Libres del Sur, Barrios de Pie o la Corriente Clasista y Combativa, entre otras, siguen administrando los recursos y de allí se los envían a los beneficiarios. El control de quién cumple o no con las cuatro horas hábiles de trabajo sigue siendo muy difuso, tal como sucedía en tiempos de gobierno K.
De acuerdo a fuentes oficiales, Pettovello, no obstante, y el secretario de Niñez, Adolescencia y Familia Pablo de la Torre, están trabajando con sus equipos para tener un mapa bien claro de a quién le corresponde cobrar y a quién no.
"¿Tiene hambre la gente? Voy a atender uno por uno a la gente que tiene hambre, no a los referentes. Vengan de a uno que les voy a anotar el DNI, el nombre, de dónde son y van a recibir ayuda individualmente”, les dijo la ministra Sandra Pettovello a piqueteros que fueron la semana pasada a protestar a la Casa Patria Grande Néstor Kirchner, en el barrio de Retiro, donde tiene sus oficinas principales.
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