El bitcoin, la criptomoneda más utilizada en el mundo, cayó al nivel más bajo desde mediados del mes pasado tras disiparse el entusiasmo de los inversores por la aprobación de 10 fondos cotizados en bolsa (ETF) por parte de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de Estados Unidos.
En este marco, hoy viernes el bitcoin cotizaba con una caída de cerca de 4% en las últimas 24 horas y se situaba en alrededor de US$ 40.350, tras haberse ubicado esta madrugada, por momentos, por debajo de los US$ 40.000.
De esta forma, ya cayó más del 17% desde el pico de US$ 49.000 de hace dos semanas atrás. Otras criptomonedas menores como Ether, Solana y Polkadot también cotizan en rojo.
Los ETFs son fondos de inversión que se negocian en las bolsas de valores tradicionales y están indexados al precio del bitcoin, lo que significa que los inversores podrán comprar productos financieros sin la necesidad de adquirir la criptomoneda en sí.
Entre las solicitudes aprobadas por la SEC se incluyen los ETF de la mayor gestora de criptoactivos del mundo, Grayscale, firmas de inversión tradicionales como BlackRock y Fidelity, y empresas estadounidenses de gestión de activos digitales como Bitwise y Hashdex, entre otras.
Esto fue recibido con beneplácito por el sector critpo porque se cree que estos instrumentos podrían potenciar el interés entre los inversores tradicionales, algunos de los cuales se mantuvieron alejados de las complejidades del bitcoin.
En ese sentido, por la expectativa del lanzamiento de esta herramienta y la posibilidad de una política monetaria menos dura por parte de la Reserva Federal (FED), el bitcoin subió 157% a lo largo de 2023.
El mercado está ahora analizando cuando dinero de los inversores atraerán los ETF. “Este tipo de corrección después de un salto tan significativo es normal para el bitcoin”, analizó Greg Mortiz, cofundador del fondo cripto AltTab Capital a la agencia de noticias Bloomberg.
IShares Bitcoin Trust, el fondo lanzado por BlackRock, recibió flujos de fondos por US$ 1.000 millones, mientras que el de Grayscale –creado en 2013 como una estructura cerrada antes de ser convertido ahora a un ETF- registró una fuga de US$ 1.600 millones.
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