La crisis en la que entró Juntos por el Cambio por la derrota electoral, que ya tiene aroma a fractura, precipitó una reacción de los gobernadores electos y en funciones de la coalición: comenzarán a moverse como un polo de poder propio a través de una reunión que mantendrán este miércoles con la idea de consensuar una posición ante el balotaje y de mantener unido al espacio.
Al mismo tiempo, Mauricio Macri reunió ayer a sus dirigentes más fieles en sus oficinas de Olivos para analizar el resultado electoral. Allí, con mucha catarsis y la conclusión de algunos de que el expresidente hubiera sido “el mejor” candidato presidencial de JxC, conversaron macristas de “paladar negro” como Néstor Grindetti, Jorge Macri, Cristian Ritondo, Federico Angelini, Fernando de Andreis, Darío Nieto y Jorge Triaca, además del propio fundador del PRO. Varios asistentes aseguraron que Bullrich fue invitada, pero que se excusó porque estaba “muy cansada”.
De esa deliberación del macrismo surgió una convocatoria a los máximos líderes del PRO para este martes, a las 10.30, para debatir la postura ante la segunda vuelta y el futuro de JxC.
En su primera decisión luego de las elecciones, Bullrich reasumió ayer la presidencia del PRO: estaba de licencia desde el 14 de abril pasado para dedicarse a la campaña y su reemplazante fue Federico Angelini, uno de sus principales armadores políticos y un estrecho allegado a Mauricio Macri.
Son los primeros indicios de una grieta interna difícil de cerrar: Macri no va a tomar ninguna decisión individual ante el balotaje, pero está sondeando dirigentes para sumar apoyos a su consigna “mi límite es Sergio Massa”, mientras que el jefe de la UCR, Gerardo Morales, está hablando para avanzar hacia una definición en las antípodas, es decir, que hay que evitar que gane Javier Milei.
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