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El oficialismo busca blindar a Massa pero teme los efectos del desencanto
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El oficialismo busca blindar a Massa pero teme los efectos del desencanto

Unión por la Patria se encuentra abocada a intentar exponer señales de unidad y homogeneizar un discurso que contraste con la oferta electoral de la oposición.

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“Hoy el primer desafío que tenemos es romper la apatía de los propios”, reflexionó un dirigente del sur del Conurbano que reconoció que la “unidad” de Unión por la Patria no sólo enfrenta escollos como la resistencia de algunos sectores a la fórmula presidencial “mayoritaria” sino también al desgaste que sufrió el Gobierno.

Por eso Unión por la Patria se encuentra abocada a intentar exponer señales de unidad y homogeneizar un discurso que contraste con la oferta electoral de la oposición y, al mismo tiempo, intente enfundar al líder del Frente Renovador como el candidato “más competitivo” que pueda enfrentar a la “derecha”, una categoría a la que casualmente lo asimilan los sectores más ideologizados del oficialismo. Pero la necesidad es tan fuerte que en la semana que pasó se continuó “invisibilizando” la precandidatura de Juan Grabois por UP.

Sin Mauricio Macri en la boleta y con una candidatura presidencial de Javier Milei en declive según las últimas encuestas, ahora los estrategas del oficialismo le apuntan a los presidenciables de Juntos por el Cambio, y especialmente, a Patricia Bullrich que es la que podría cosechar los votos de los desencantados del líder libertario y la que cuenta con el discurso más disruptivo.

Es en este contexto en el que se intentará ponderar el rol del Estado como inversor en obra pública. Ese eje es el que hoy expondrá la postal que mostrará a Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Massa en un mismo escenario, en la bonaerense Salliqueló, cuando inauguren el gasoducto de Vaca Muerta. Es un proyecto cuyos beneficios recién se podrán constatar el año próximo, con el ahorro de los dólares por la importación de barcos de GNL.

La obra pública

La importancia que se le otorga a la obra pública -hasta el 16 de julio, tope que dispone la ley electoral, habrá una oleada de inauguraciones- intenta disimular otras carencias: en abril y mayo los salarios promedio volvieron a perder contra la inflación. Aunque el próximo jueves el Indec confirmara la desaceleración del IPC, el indicador aún se encuentra en niveles altos que vienen horadando el poder adquisitivo. Y ya se notan los efectos en la economía: actividades como la construcción y la industria ya mostraron caídas sin contar los efectos de la sequía en otros rubros.

Es por eso que la “potencia” de la foto de la “unidad” de esta jornada contrasta con sus relativos efectos en el electorado propio. Muchos la asimilarán a la escena de un Macri que, en plena campaña para su reelección y ante un desbarajuste económico que lo obligó a recurrir al FMI en 2018, se agachó frente al Paseo del Bajo y dijo “este cemento no es relato, es real”, intentando blindar la obra pública que se hizo durante su paso por la Casa Rosada. El problema, antes y ahora, es que si aprieta el bolsillo poco importa lo demás.

Los estrategas de Massa buscan instalarlo como un “hacedor” a contramano de la gestión oscilante que expuso Alberto Fernández. Pero el precandidato presidencial, pese a contar con el área de Transporte bajo su órbita, no pudo evitar un paro de colectivos que el último jueves afectó a miles de usuarios. Pese a sus contactos con el mundo sindical, no logró surfear la interna de la UTA. 

Tensiones indisimulables

Patricia Bullrich lanzó su primer slogan de campaña con un posicionamiento que no deja lugar a dudas: “Es el todo o la nada” al asegurar que no hay lugar para un cambio a media agua como el que Cambiemos intentó entre 2015 y 2019. La firmeza del discurso de la exministra de Seguridad busca el voto duro de JxC, pero también a quienes se alejan de Milei espantados por las denuncias de “venta de candidaturas” o por las propias declaraciones altisonantes del economista. 

Mientras, Larreta sigue con una campaña propositiva, con iniciativas que buscan mejorar la educación y las instituciones, apostando a conseguir acuerdos con otras fuerzas en caso de resultar triunfante en las primarias. En la semana pareció recibir un gesto de reciprocidad del gobernador cordobés Juan Schiaretti que, tras lanzar su propia precandidatura presidencial, apostó a recrear el “frente de frentes” en la etapa que antecede a las generales del 22 de octubre.

Con todo, las tensiones internas de JxC son indisimulables. La chispa que desató un nuevo encontronazo fueron los dichos de tono discriminatorio de Franco Rinaldi, que encabeza la boleta de legisladores porteños de Jorge Macri, durante una vieja sesión de streaming, y por ello el sector del radicalismo que acompaña a Larreta presiona a la Junta de JxC de CABA para bajar su precandidatura con la clara intención de dañar la campaña del primo del ex presidente y favorecer la de Martín Lousteau; la movida ha sido acompañada por dirigentes de la Coalición Cívica y funcionarios porteños. 

Quedan casi cinco semanas de campaña para las PASO y se avizoran más fricciones. El próximo domingo serán las elecciones en Santa Fe, el cuarto distrito con mayor peso electoral en el país, donde competirán dos dirigentes de la UCR: la senadora Carolina Losada, que es apoyada por el tándem de Macri-Bullrich, y el diputado Maxi Pullaro, respaldado por Larreta. La tensión ha puesto al borde la ruptura al centenario partido en esa provincia porque el que triunfe es favorito para quedarse con la gobernación en las generales. Demasiadas semejanzas con lo que ocurre a nivel nacional en el mayor armado opositor.

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