La octava audiencia del juicio que investiga el crimen de Fernando Báez Sosa concluyó ayer con una ronda de testimonios que son claves para determinar la procedencia de la evidencia incautada. Entre los objetos analizados figuran celulares de los rugbiers acusados, así como también prendas de vestir que tenían impregnadas manchas de sangre.
Entre los nombres que se sumaron a la lista figuran los de Matías Benicelli y Blas Cinalli. En el primer caso, se puso el foco en el joven debido a que se encontraron en su camisa manchas de sangre que se corresponden con el ataque a Báez Sosa. Por otro lado, la víctima de 18 años tenía en el dedo meñique izquierdo rastros de ADN compatibles con perfil genético de Cinalli
Diversos expertos brindaron su testimonio este miércoles. Uno de ellos fue Graciela Parodi, la perito policial que participó de la extracción de muestras hemáticas de la ropa de los imputados y de la víctima. Al respecto, habló durante más de una hora de las zapatillas, chombas, remeras, camisas, buzos, pantalones, bermudas, calzoncillo y medias que se confiscaron. Al menos diez tenían manchas de sangre, entre ellas, la zapatilla de Máximo Thomsen que dejó una marca en el rostro de Fernando con su suela.
En la misma línea, declaró la perito química Norma Beatriz Tramontini, quien confirmó que en la zapatilla derecha del acusado, dos de las manchas rojizas dieron “positivo para sangre humana”. Por su parte, en el caso de la izquierda, se reservó la muestra pero no se realizó el peritaje en laboratorio porque “las manchas eran muy pequeñas”.
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