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El desafío de lograr un pacto de Convivencia para evitar la profundización de la grieta
PANORAMA NACIONAL

El desafío de lograr un pacto de Convivencia para evitar la profundización de la grieta

Aunque es factible que el atacante de la Vicepresidenta haya sido “un lobo solitario”, en el FdT sostienen que el país estuvo a la Puerta de un magnicidio por el clima de “odio” forjado por un sector de la oposición y algunos medios. En JxC rechazan esta postura y buscan aquietar la tensión política.

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El fallido atentado contra Cristina Kirchner cambia el escenario político de Argentina. El mayor desafío que tendrán el oficialismo y la oposición será desescalar una tensión en aumento entre grupos radicalizados, con el telón de fondo de una crisis económica persistente y de una campaña electoral que comenzará a desandarse “después del Mundial”, esto es, desde enero de 2023.

El peronismo unido, que el último viernes colmó la plaza de Mayo y alrededores, dejó en claro su apoyo a la Vice y su rol como “ordenadora” del Frente de Todos.

Pero también durante esa jornada de “reflexión” convocada por el mismo Ejecutivo se perdió la oportunidad de convocar a los referentes del arco opositor para dar un mensaje contundente en pos de una necesaria convivencia pacífica.

“Repudio”

Durante la víspera hubo un consenso frágil en Diputados para aprobar una resolución en “repudio” al intento de magnicidio de la Vice.

Las espadas de Juntos por el Cambio lograron cambiar el texto original propuesto por la massista Cecilia Moreau y sacar del mismo la presunta responsabilidad de un sector de la oposición y de los medios de comunicación en la creación de un ambiente propicio para la violencia política que, según la lógica kirchnerista, derivó en el ataque de Fernando Saban Montiel, una agresiva interpretación que provocó reacciones.

Quedaron expuestas las diferencias de los libertarios y de la izquierda con el proyecto por distintos motivos. Y si bien fue avalado por todo JxC, tras la votación el bloque del PRO decidió abandonar la sesión en rechazo al aprovechamiento político que, asegura, el oficialismo realiza del violento incidente. El partido fundado por Mauricio Macri viene de una semana “caliente” tras el recrudecimiento de la interna entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta que ganó visibilidad con el diferendo por el levantamiento del vallado en torno al domicilio de Cristina.

Incomodidad

En Juntos por el Cambio genera incomodidad la dureza con la que se manifiesta Bullrich a quien le endilgan que en estos tiempos de convulsión ha seguido jugando “a la grieta”. La ex ministra había provocado el último martes duras reacciones de Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli durante el almuerzo de la mesa chica del PRO.

Macri no tomó partido por ninguna de las dos posturas pero repudió tempranamente el ataque contra la Vice desde su cuenta de Twitter.

El radicalismo se mostró más “institucionalista” durante el debate legislativo de la víspera pero tampoco ocultó su temor a que el frustrado atentado sirva al Gobierno para iniciar una campaña de “estigmatización” contra la oposición y el periodismo como causantes de un clima de confrontación permanente. El diputado Mario Negri recordó que Raúl Alfonsín fue víctima de ataques contra su vida pero “tuvo estatura para no desparramar culpas sobre sus adversarios”.

Es que para una amplia mayoría del Frente de Todos la bala que por milagro no salió del arma de Saban Montiel fue simbólicamente cargada por el clima de violencia y “odio” que viene propalando “la derecha” contra la figura de la exmandataria. Por eso tras la votación de ayer, funcionarios y dirigentes del oficialismo volvieron a validar esta postura y salieron a rechazar una supuesta “teoría de los dos odios”, en un claro paralelismo con la “teoría de los dos demonios” que en los años `80 le adjudicaban a un alfonsinismo que buscaba consolidar la democracia y la paz social.

En el oficialismo parecen olvidar que cuando desandaba su segundo mandato, Cristina no dudó en radicalizarse en sus discursos durante los recordados “Patios Militantes” en los que se diferenciaba de la oposición -con la referencia al “ellos o nosotros”- para describir que en ese momento había en disputa dos modelos de país.

“El odio siempre es del otro”

En política, vale decir, el “odio siempre es del otro”. En Argentina hay sobrados antecedentes de antagonismos y lucha de facciones. Por eso resulta fundamental que todo el arco político intente una mejor convivencia de cara al año electoral en ciernes.

Sigue latente, además, el riesgo de una escalada del kirchnerismo contra la Justicia en la medida que avance el juicio de la denominada causa Vialidad. Nadie sabe que podría suceder si el proceso oral en contra de la Vice termina en condena. Sí, en lo que se evitó de haberse concretado el magnicidio. “Se rompía el país por 20 años”, conjeturó un funcionario de cuño “albertista”.

El fervor por Cristina pareció enterrar bajo la alfombra las internas propias de la coalición oficialista.

Pero hay tensiones latentes entre funcionarios de confianza de Alberto Fernández y de Sergio Massa, con mayor protagonismo en la gestión diaria. Es una interna que habrá que seguir con atención de ahora en adelante.

El denominado “albertismo residual” se había juntado la semana pasada en la sede del PJ, comandados por Santiago Cafiero, para intentar amalgamar una postura común frente a la “épica de la resistencia” que por esas horas impulsaba el kirchnerismo y donde se escucharon algunas quejas. “Está bien la `unidad hasta que duela` pero siempre nos duele a los mismos”, cuestionó un funcionario con militancia en el sur del Conurbano pensando en el armado de listas de candidatos del año próximo.

Escenario

Claro, las muestras de afecto y apoyo a la Vice que siguieron al fallido atentado parecen abrir otro escenario. Habrá que ver si finalmente la mayor preeminencia que, se especula, tendrá la expresidenta en el diseño electoral, se manifiesta más allá de la provincia de Buenos Aires.

La preocupación por la economía persiste. Massa comenzará esta semana una gira por Estados Unidos, con escalas en Washington y en Houston, y luego podría trasladarse a Emiratos Arabes en busca de financiamiento. Pese a la relativa calma cambiaria de las últimas semanas, las reservas del Banco Central siguen en estado crítico.

En la capital norteamericana se reunirá con el staff del FMI: el objetivo es buscar respaldo y mostrar números que posibiliten un ulterior entendimiento sobre el cumplimiento de las metas rubricadas a comienzos de año por Martín Guzmán. Pero, sobre todo, el titular del Palacio de Hacienda intentará allanar el camino para hacer más flexible el corset fiscal en 2023 cuando se comience a desandar el calendario electoral.

Hay dudas sobre qué pasará con la inflación. “Si en abril próximo tenemos una inflación del 3% podremos tener expectativas en las elecciones. Ahora sí sigue en torno al 6% vamos a estar en graves problemas”, se sinceró un colaborador del ministro de Economía.

Sin duda Cristina quedó major posicionada en el FdT como posible candidata a la primera magistratura. Nadie duda que, como mínimo, será nuevamente “la gran electora” de los postulantes del armado oficial.

“Un pacto democrático”

Al Presidente se lo vio condicionado por lo sucedido en Recoleta: desaprovechó la conmoción por el atentado para convocar a la oposición para establecer pautas de convivencia. Se rodeó de funcionarios y dirigentes de derechos humanos afines con la excusa de intentar establecer “un pacto democrático” que evite cualquier posibilidad de violencia política. Si bien dice ser un hombre de diálogo, en la cadena nacional de la medianoche del jueves había transitado el mismo sendero.

Tras haber quedado en un segundo plano en la gestión, tendrá el desafío de controlar las propias presiones de las distintas tribus del FdT que buscan radicalizar la disputa con los supuestos “propaladores del odio”. 

No será una tarea fácil.

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