La mediática e intensa irrupción de Elisa Carrió en la vida interna de Juntos por el Cambio (JxC), repartiendo acusaciones hacia los principales dirigentes de la coalición opositora, generó un clima de fuerte debate interno, y adelantó la discusión de las candidaturas.
Carrió apareció esta semana en varios reportajes en los que pidió "reglas decentes" en JxC, cuestionando a dirigentes como Gerardo Morales, Emilio Monzó, Rogelio Frigerio, Gerardo Milman y Cristian Ritondo, entre otros.
En sus cuestionamientos hacia sus propios pares de la coalición, Carrió dijo que JxC "tiene que estar conformada por decentes" y señaló que "no puede haber más negocios", al criticar a los dirigentes que podrían alcanzar acuerdos con Sergio Massa o el peronismo. Incluso, llegó a apuntar a la vida privada de uno de ellos.
La principal referente de la Coalición Cívica logró así un fenómeno que hacía varios meses no se daba en la oposición: que "palomas" y "halcones", cada uno con su estilo, se unieran para cuestionarla en duros términos. Desde el "Basta Carrió" de Patricia Bullrich, pasando por "el límite son los agravios" de Larreta, a la dirigente la salieron a repudiar todos. Quien quedó afuera de la repartija de cuestionamientos de la líder de la Coalición Cívica fue el expresidente Mauricio Macri.
En este escenario, y tras las respuestas públicas, la oposición se embarcó en un fuerte debate interno sobre porqué Carrió hizo lo que hizo, cuál fue su objetivo y si contó con el aval de algún dirigente en su raid mediático.
Varias fuentes partidarias coincidieron en que la aparición de Carrió repite un 'modus operandi' ya conocido de su historial: salir a cuestionar a dirigentes de la oposición para colocar en su lugar, en las listas del año que viene que comienzan a discutirse, a los propios referentes de la Coalición Cívica.
En este contexto, varias fuentes analizan que la aparición de Carrió es un intento por mejorar el posicionamiento interno de una Coalición Cívica hoy desdibujada ante los múltiples candidatos del PRO para 2023 en todas las categorías y un radicalismo que ganó protagonismo.
El otro efecto que se generó es un adelantamiento de las discusiones de candidaturas y cuáles son los lugares que realmente tendría que tener la Coalición a la hora de armar las listas.
A pesar del fuerte clima de convulsión interna, nadie cree entre todos los consulados que la sangre llegue al río y finalmente se produzca un quiebre en Juntos por el Cambio en el cual la Coalición Cívica rompa con la estructura de la cual la propia Carrió es una de las fundadoras.
Sin embargo, hay quienes creen que "hay que pagarle a Carrió (en términos de lugares en las listas) lo que vale, y no lo que ella supone que vale".
En este esquema de adelantar las discusiones, en el partido amarillo creen que en los próximos meses tienen que definir quién será su candidato presidencial: si juega Larreta, Bullrich o si Macri patea el tablero y va por su "segundo tiempo".
El PRO tiene que definir, tras el Mundial de Qatar, quién irá a las PASO para enfrentar al radicalismo y creen que con dos candidatos en esa instancia debilitan sus chances.
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