“La situación de la Argentina es muy grave”, decía Cristina Kirchner ayer por la tarde desde esa suerte de acto de campaña que compartía en Ensenada cuando Martín Guzmán hizo pública su renuncia a través de Twitter. La Vice no sospechaba de su salida, lo había comparado con el liberal Carlos Melconian y a, su manera, había convocado a “un gran acuerdo político” para intentar ordenar la economía.
Alberto Fernández -que lo había sostenido en el cargo el último miércoles aduciendo que los “problemas” del país “eran de crecimiento”-, recibió el llamado del discípulo de Joseph Stiglitz un rato antes, cuando participaba de un cumpleaños en el Conurbano.
La escena, con todo, expone la situación de disgregación en la que se encuentra el Gobierno: una interna entre el Presidente y su Vice que se deglute cualquier gestión debido al desacuerdo por el rumbo que debería tomar una administración que tiene comprometida con el FMI metas para reducir el déficit y la emisión y de acumulación de reservas para, así, intentar evitar un terremoto financiero y cambiario.
Pierde un sostén
El Presidente pierde, a la postre, a su principal sostén en el área económica en medio de una salida que, como sucedió con la de Matías Kulfas, debilita aún más su autoridad hacia dentro del Frente de Todos. La renuncia del ministro de Economía fue fruto del operativo desgaste al que lo sometió la Vicepresidenta y sus acólitos pero también de otros sectores del Gobierno.
Sergio Massa, que ayer por la tarde se llevó todas las miradas por sonar como posible reemplazante en una suerte de reformulación del gabinete, también cuestionaba la labor del exfuncionario.
Guzmán hacía tiempo que sabía que “tenía el boleto picado”: tenía demasiados enemigos internos, le habían dado una suerte de ultimátum hasta agosto para bajar sustancialmente la inflación y, pese a que en las últimas semanas había absorbido áreas de Energía y del control de precios, no tenía un poder total sobre las mismas.
De hecho, durante la víspera decidió salir del Ejecutivo porque A. Fernández no cedió a sus deseos de eyectar de sus cargos a los técnicos camporistas que manejan los resortes del área energética y, a su entender, le impedían implementar la segmentación de tarifas.
Los subsidios
Hacía 15 días se había anunciado como inminente un registro para quienes desearan mantener los subsidios, un esquema que fue cuestionado por funcionarios cercanos al Instituto Patria, como Federico Basualdo (Subsecretario de Energía Eléctrica), “por impracticable”. Guzmán deseaba aplicar cuanto antes ese sistema para ir reduciendo el déficit fiscal.
Pero hubo otros factores que empujaron su determinación como el menor ingreso de dólares pronosticado en el segundo semestre y la falta de apoyo oficial para ir a negociar “con más fuerza” al Club de París por la deuda argentina.
Para anunciar su retirada del Gabinete, sin embargo, fue pícaro: publicó una carta de 7 páginas en su cuenta de Twitter en el momento en que Cristina despertaba aplausos entre una nutrida platea de funcionarios, intendentes y militantes.
A segundo plano
El discurso de la Vice pasó a un segundo plano y sólo se enteró de lo sucedido al finalizar el mismo. Por eso volvió a hablar a la “militancia” en donde mostró su satisfacción -“ahora estoy mejor de la garganta”, dijo una hora después de haberse quejado de un malestar- y abogó porque el “peronismo” siga gobernando más allá de diciembre de 2023.
Pero lo cierto es que la incertidumbre por la salida del ministro de Economía dentro de la variopinta coalición oficial opacó su “bajada de línea” y las filosas respuestas al Presidente (ironizó sobre el uso de la lapicera y sobre el gaffe sobre “Garganta Profunda” del primer mandatario ante las risas, incluso, de ministros).
Todo en un contexto complicado: en junio se espera que el IPC nuevamente ronde el 5%. El salario real volvió a caer en abril según el Indec y ya está por debajo de diciembre de 2019. “Sino afloja la inflación no va a haber paritarias que alcancen”, advirtió Luis Campos, del observatorio de la CTA Autónoma.
El especialista suele advertir que los informales tienen un escenario aún más hostil por la falta de protección que da el trabajo registrado.
Danza de nombres
Al cierre de esta edición, no había confirmación oficial sobre el nuevo timonel de Economía. Había reuniones de último momento en la Residencia de Olivos.
En el oficialismo esperaban que el Presidente eligiera al nuevo titular del Palacio de Hacienda a más tarde hoy para, así, atemperar la reacción de los mercados de mañana. Temen que la incertidumbre dispare el dólar blue y las cotizaciones financieras y haga caer al Merval.
Uno de los economistas que sonaba como posible reemplazo de Guzmán era Emmanuel Alvarez Agís, ex viceministro de Axel Kicillof. Pero el actual consultor no desea asumir sin acuerdo político previo. Un escenario complicado teniendo en cuenta los cruces entre el Presidente y su Vice registrados entre el viernes y el sábado.
Las acciones de Massa suben en este escenario de incertidumbre. En su entorno adujeron que estuvo en comunicación telefónica con el jefe de Estado. Previamente habían deslizado que sólo podría abandonar la Cámara de Diputados en el marco de un achicamiento del Gabinete y una reformulación del equipo económico.
Se presume que Massa tiene una buena relación con funcionarios e inversores de Estados Unidos. Y tiene, además, un acuerdo importante con Máximo Kirchner en la Provincia. Su madre intenta reducir las tensiones con la potencia del Norte: en menos de dos meses se reunió con el embajador Marc Stanley y recibió a una generala del Pentágono en su despacho del Senado.
Malestar
Empero, en medio de la tensión en el FdT resultará difícil un acuerdo político de corto plazo. El último viernes A. Fernández se había endurecido por el malestar existente en Casa Rosada por las versiones, atribuidas al Instituto Patria, sobre un supuesto recrudecimiento de la inflación y una caída de reservas hacia octubre próximo que derivaría en algún tipo de crisis institucional.
“El Presidente tiene que terminar lo mejor posible su gestión”, fue el comentario nada ingenuo del intendente Juan José Mussi (Berazategui), que sorprendió ayer en Ensenada.
La acefalía en Economía bajó la intensidad a los posicionamientos internos del oficialismo rumbo a 2023. El jefe de Estado en su discurso de CGT volvió a respaldar a las organizaciones sociales en paralelo a las versiones sobre la pronta creación de una Agencia de la Economía Popular. Cristina, sin embargo, ayer pareció bajar un cambio en sus críticas contra el sector sabiendo el gran malestar que causaron sus palabras.
Sí deslizó que los planes podrían trocarse en un salario universal, tal como vienen impulsando diputados cercanos a Juan Grabois, un dirigente social aliado a Máximo. Quizás esa idea también haya empujado al economista platense de su cargo: de qué forma podría reducirse el déficit fiscal con una iniciativa que promueve que la Anses reparta unos 6 millones de ingresos similares al valor de la canasta básica, hoy en $100 mil.
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