INTA Pergamino analizó los aspectos principales de la campaña de trigo y cebada
Los investigadores emitieron un informe preliminar de las condiciones ambientales, rendimiento y sanidad.
La Estación Experimental Agropecuaria Pergamino del INTA analizó la campaña de trigo y cebada que acaba de culminar, con valores máximos de rendimiento similares a los obtenidos a nivel regional.
Los trabajos llevados adelante en el campo experimental arrojaron para el trigo un rango de 7000 a 9000 kg/ha, mientras que la cebada osciló entre 7000 y 9200 kg/ha, dependiendo del ambiente, el manejo y el material evaluado.
Escenario agroclimático
Al momento de analizar las principales causas de este comportamiento, aparece en primer lugar la recarga del perfil del suelo durante el otoño, que fue lluvioso. Para el momento de la siembra, en el mes de mayo, se contaba con 200 mm de agua acumulada en el suelo (hasta los dos metros de profundidad), previendo un muy buen inicio para los cultivos.
La disponibilidad hídrica elevada se mantuvo durante todo el ciclo de los cultivos, con precipitaciones importantes durante el invierno tardío y la primavera. Se acumularon 160 mm en agosto, 98 en septiembre y 225 mm en octubre. Los 662 mm acumulados durante la campaña, que abarca desde junio a noviembre, se encuentran entre los registros más destacados de los últimos 50 años. Si a esto se suma que se contó con temperaturas moderadas, las condiciones climáticas permitieron a las variedades expresar sus potenciales de rendimiento.
Análisis sanitario
La combinación de alta humedad, precipitaciones frecuentes y temperaturas moderadas determinó un ambiente favorable y conducente para el desarrollo de epidemias. Esto permitió una evaluación robusta de los materiales que estuvieron bajo condiciones de presión natural de inóculo.
En el trigo, a partir de agosto se detectaron infecciones de roya amarilla (Puccinia striiformis f. sp. Tritici) en estadios de macollaje y fines de macollaje, con una dinámica epidémica temprana y una intensidad que variaba de acuerdo con el perfil sanitario de los materiales. A partir del estadio de fines de encañazón, hubo presencia de mancha amarilla (Drechslera tritici-repentis) con una presencia y severidad de moderada a alta, asociada principalmente al nivel de inóculo inicial determinado por el cultivo antecesor.
Hacia fines de octubre se observó un incremento significativo de la tasa de progreso epidémico de la roya de la hoja (Puccinia triticina) en variedades susceptibles. Ya durante el estadio de grano lechoso, se registró la aparición de la roya del tallo (Puccinia graminis f. sp. Tritici) expresándose diferencialmente según el genotipo.
Durante el período de antesis, que como se detalló previamente contó con lluvias frecuentes y eventos de mojado prolongado, se generaron condiciones altamente favorables para la infección de fusariosis de la espiga (Fusarium graminearum), detectándose diferencias en la incidencia y severidad de acuerdo a los varietales, compatibles con los distintos niveles de susceptibilidad genética.
La sanidad en la cebada estuvo estrechamente relacionada con la carga fúngica de la semilla y con el tratamiento de semilla utilizado, condicionando el inóculo inicial y la posterior expresión de enfermedades foliares. La mancha en red tipo red (Pyrenophora teres f. teres) estuvo presente desde el macollaje, constituyéndose como la enfermedad prevalente, con una incidencia moderada a alta, y un avance epidémico dependiente del material.
Hacia fines de encañazón, se registró la coexistencia de la mancha en red tipo spot (Pyrenophora teres f. maculata) y mancha borrosa, mientras que Parastagonospora nodorum se observó con baja frecuencia. La roya de la hoja de la cebada (Puccinia hordei) presentó una intensidad inusualmente elevada, no registrada con esta magnitud en aproximadamente una década, con una expresión variable según el genotipo. Durante el período de llenado de granos, se observaron incidencias moderadas a altas de ramularia (Ramularia collo-cygni), manifestadas como salpicado necrótico, favorecidas por el estrés fisiológico y la alta humedad ambiental.
Tratamientos realizados y resultados en el manejo
En este contexto de alta presión epidémica, la mayoría de los lotes recibió una aplicación de fungicidas foliares, mientras que en variedades susceptibles a royas se efectuaron dos aplicaciones para limitar el avance de las enfermedades y proteger el rendimiento.
La respuesta a la aplicación de fungicidas se ubicó en un rango de 300 a 1.600 kg/ha, en función del nivel de susceptibilidad de los genotipos evaluados. En cebada, el uso de fungicidas resultó clave para el manejo sanitario del cultivo durante la campaña, contribuyendo a la protección del rendimiento y la estabilidad productiva.