Se entiende por Enfermedades de Fin de Ciclo (EFC) a un grupo o complejo de enfermedades cuyos síntomas se manifiestan en estados reproductivos intermedios y avanzados. Si bien los síntomas que causan se tornan más conspicuos en etapas reproductivas intermedias y avanzadas del cultivo, la mayoría de los patógenos que las provocan están presentes en etapas previas.
Las principales EFC son la mancha marrón (Septoria glicines), tizón de la hoja (Cercospora kikuchii), Antracnosis (Colletotrichum spp), Tizón de la vaina y tallo (Phomopsis sojae), mancha ojo de rana (Cercospora sojina), mancha anillada (Corynespora cassiicola) y el tizón y pústula bacterianas.
Entre las principales características de las EFC están:
- Todos los principales patógenos causantes de las EFC son necrotróficos (extraen nutrientes de tejidos muertos). De manera similar a lo que ocurre con la mayoría de los necrotróficos de otros cultivos, los agentes causantes de las EFC sobreviven en semillas y rastrojos.
- Muchas de ellas presentan períodos de incubación y latencia largos (desde la infección a aparición de síntomas y fructificaciones pasan varios días), es decir hay infecciones previas que no son visualizadas como en otras enfermedades
- La mayoría de los patógenos causantes de las EFC presentan fructificaciones hidrofílicas que necesitan del agua para la multiplicación, diseminación e infección y por lo tanto estas enfermedades son más graves en años húmedos y lluviosos.
El daño promedio causado por las EFC es de 8% a 10%, con un máximo de hasta 30%.
De manera general, las lluvias favorecen a los patógenos de varias formas debido a que las salpicaduras de lluvia transportan “físicamente” las esporas desde los tejidos enfermos a los sanos. A su vez, las precipitaciones proveen las horas de mojado foliar necesarias para que se produzca la infección.
En estos momentos, el asesor y productor dispone como medida de manejo la aplicación de fungicidas. En el mercado hay distintas opciones desde mezclas de estrobirulinas con triazoles hasta alternativas que incluyen carboxamidas que otorgan mayor residualidad.
Las respuestas pueden variar desde 10 a 20%, dependiendo del potencial del lote, antecesor, frecuencia de lluvias, sistema de labranza.
Es importante que el productor intercambie con su asesor de confianza sobre la necesidad de aplicar fungicida, momento y tipo de fungicida a utilizar.
Ing. Agr. (MSci) Martín A. Principiano. MP (CIAFBA): 1110, MN (CPIA): 18105
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