Medio del Campo
POR LA SEQUÍA

Soja: el 80% del área sembrada en Pergamino y la Región podría no ser cosechada

La estimación de producción de la actual campaña cayó 4 millones de toneladas respecto a la semana anterior, de 29 a 25. Desde el INTA informaron que se está debilitando La Niña y que “en abril tendríamos mayor probabilidad de tener un año neutro”, en cuanto a lluvias.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) volvió a recortar, a causa de la sequía, la estimación de producción de soja de la actual campaña en 4 millones de toneladas respecto a la semana anterior, de 29 millones a 25 millones, el nivel más bajo de las últimos 23 años.

La entidad bursátil también redujo la previsión de cosecha de maíz en 1,5 millones de toneladas, de 37,5 millones a 36 millones de toneladas. De concretarse estos nuevos ajustes en el nivel de producción, las pérdidas por exportaciones de todos los granos de la actual campaña superarían los US$ 20.000 millones.

En lo que respecta a la soja, este nuevo recorte ubica la actual campaña solo por encima de la producción de 20,1 millones de toneladas producida en el ciclo 1999/2000. "La ausencia de precipitaciones sobre los núcleos sojeros del centro del área agrícola, heladas tempranas durante mediados del mes de febrero y temperaturas medias por encima a los promedios durante etapas criticas para la definición de los rendimientos reducen a 25 millones de toneladas nuestra estimación de producción de soja", señaló el informe de la Bolsa de Cereales.

De concretarse dicha proyección, la merma productiva respecto al año anterior será del 42,2%, ya que en el período 2021/2022 se cosecharon 43,3 millones de toneladas. En los últimos días el clima seco junto a las altas temperaturas continuó generando mermas de rendimiento sobre gran parte del área agrícola, lo que determinó nuevos rendimientos esperados por debajo de los mínimos históricos y en algunos casos pérdidas totales de áreas cosechables, en especial en el centro-este de Entre Ríos.

Así, más de 1,5 millones de hectáreas de soja de primera, sobre los núcleos sojeros del sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires, se encuentra próximos a finalizar su ciclo productivo con rendimientos esperados por debajo al mínimo de la serie histórica calculada por la BCBA. A esto se suma que se espera una importante caída del área cosechable en cuadros de soja de segunda.

"Pese a una parcial recuperación de estos a mediados de enero, las altas temperaturas de febrero y marzo impactaron negativamente sobre los rendimientos esperados, la condición del cultivo y el porcentaje de superficie cosechable", indicó la entidad porteña.

Por eso, un 80% del área sembrada en localidades como Pergamino, Junín, Bragado y Gualeguaychú podría no ser cosechada, puntualizó el informe. Respecto al maíz, desde la Bolsa de Cereales advirtieron que los rindes potenciales del cereal tardío con destino grano comercial "continúan siendo afectados por las altas temperaturas".

"Sumado a la baja expectativa de rinde de estos lotes, la cosecha de planteos tempranos registran rendimientos medios por debajo a la serie histórica de los últimos 21 años", en 53,8 quintales por hectárea (qq/ha), cuando el promedio de la campaña 2000/01 hasta el ciclo 2021/22 es de 71,5 qq/ha. De esta manera, la entidad bursátil redujo la estimación de producción hasta las 36 millones de toneladas, lo que implicó una caída de 16 millones de toneladas respecto a lo recolectado en la campaña anterior.

El fin de La Niña y los rindes

Al respecto, el jefe de Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Junín, Alejandro Signorelli, señaló a TeleJunín que, después de tres años, “se está debilitando el fenómeno La Niña y en abril tendríamos mayor probabilidad de tener un año neutro, lo que quiere decir que va a llover normalmente”.

Estos fenómenos “existieron siempre, pero estamos viendo una tendencia más extrema y nos vamos corriendo de la media. Pasamos de una inundación histórica en 2016, 2017 y 2018, a una sequía que fue la más grande que se haya vivido, según la gente de campo”, confirmó. Y reconoció que “se perdió un 80 por ciento de cultivos de invierno, en lo que es trigo y cebada, al igual que la gruesa, principalmente soja y maíz, cuya situación empeoró en febrero con solo 14 milímetros de lluvias, lo que generó un daño importante”.

Además, recordó que el 11 y 12 de febrero “tuvimos los días más calurosos para ese mes y a la semana una helada que hizo un grado, que cortó el llenado del grano. Junto con la ola de calor de marzo, estimo que van a estar complicados los rindes”.

“La más complicada es la soja de segunda, mientras que la de primera viene aguantando y los chaparrones aislados que cayeron han ayudado y los maíces son los que, dependiendo la zona, van a tener menos pérdidas”, afirmó. En Junín y la Región, con la media de 1000 milímetros, “nunca fue necesario implementar riego como sucede en el sur y sudeste de la provincia de Buenos Aires. Algo vamos a tener que ir pensando en relación a esta situación de extremos”, manifestó Signorelli.

“La producción agropecuaria es una industria biológica. Uno puede controlar la fecha de siembra, densidad, variedad y fertilización, pero después dependés de la naturaleza. Es importante volver al campo, diversificar y poner los huevos en diferentes canastas. Hoy la agricultura está en riesgo, frente a este fenómeno climático”, sostuvo.

“Los lotes ganaderos están complicados, porque ya hoy falta pasto y estamos entrando al otoño con pocas reservas, en meses que, por más que se normalice la situación, llueve poco”, cerró.

La Niña y El Niño

Según explicó Signorelli, “La Niña es un fenómeno que ocurre en el Pacífico sur que se da por el cambio de temperatura del océano por los vientos alisios. Esto hace que se vaya hacia el norte, y que ascienda el agua más profunda y fría. Al enfriarse hay menor humedad en la atmosfera lo que hace que haya menores precipitaciones en nuestra zona. En otros lugares genera problemas de inundación, como en el sudeste asiático o Australia.

Por su parte, el fenómeno El Niño se da “cuando no hay tanta predominancia de estos vientos y se calienta unos dos grados el océano, lo que genera mayor evaporación y humedad generando mayores precipitaciones en la región pampeana”.