En los sistemas productivos actuales las malezas siguen siendo la principal adversidad biótica resultando un desafío para los profesionales de la agronomía. A pesar del importante desarrollo alcanzado en el uso de herbicidas, la erradicación de estas de los sistemas productivos no ha sido posible.
A nivel mundial, actualmente hay 513 casos de malezas resistentes a herbicidas, con 267 especies (154 dicotiledóneas y 113 monocotiledóneas). Las malezas han desarrollado resistencia a 165 herbicidas diferentes. Si se consideran los principales sitios de acción de herbicidas, la mayor cantidad de especies son resistentes a los herbicidas inhibidores de la acetolactato sintetasa (ALS) (metsulfurón, imazetapir, clorimurón, entre otros), seguidos por los inhibidores del fotosistema II (atrazina, metribuzín, entre otros), acetil CoA-carboxilasa (ACCasa) (cletodim, haloxyfop R metil, entre otros), inhibidores de la EPSPS (glifosato) y herbicidas auxínicos (2,4 D, dicamba, entre otros).
En Argentina el total de especies resistentes asciende a 24 detectándose resistencia en 4 sitios de acción, incluyendo 16 casos de resistencia múltiple. Actualmente, el manejo de malezas representa un costo importante dentro del costo de implantación y protección. Así, en la región norte de la provincia de Buenos Aires, el costo promedio solo en herbicidas para el manejo de malezas puede variar de 100 a 140 dólares por hectárea más la labor de pulverización, siendo mayor este costo en lotes más comprometidos por presencia de malezas resistentes o con especies de mayor dificultad de manejo.
Los herbicidas constituyen un insumo eficaz para el control de malezas y consecuentemente disminuir las pérdidas en producción. Sin embargo, más allá de sus ventajas, el uso reiterado de herbicidas con el mismo mecanismo de acción, aumenta la presión de selección llevando a consecuencias previsibles tal como la evolución de biotipos resistentes. Por lo tanto, para conservar la sustentabilidad de este método de control, es necesario conocer sus ventajas y riesgos y tender a la diversificación de los métodos de control.
10 prácticas agronómicas a considerar para el manejo de poblaciones resistentes
_ Conocer y entender la biología de malezas
_ Diversificar métodos de control con el fin de minimizar la producción de semillas y el tamaño del banco de semillas
_ Mantener un bajo nivel de infestación de malezas
_ No incorporar semillas de malezas con la semilla a sembrar
_ Monitorear permanentemente los lotes mediante protocolos estandarizados
_ Diversificar con herbicidas con distintos modos de acción
_ Aplicar los herbicidas en las dosis recomendadas y en el tamaño recomendado de la maleza
_ Utilizar métodos de control cultural que incrementen la habilidad competitiva frente a las malezas
_ Prevenir la dispersión de semillas y propágulos en pre-cosecha, cosecha y post-cosecha de los cultivos para prevenir el incremento del banco de semillas
_ Prevenir el ingreso de semillas de malezas desde el exterior de los lotes (bordes y alambrados)
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